Puntos clave
1. La "Guerra contra el Narco" de Calderón: Una Estrategia Personal y Devastadora.
A once días de haber asumido la presidencia se puso uniforme militar y anunció la guerra contra el narcotráfico.
Decisión personal. La "guerra contra el narcotráfico" iniciada por el presidente Felipe Calderón en 2006 fue una decisión personal y precipitada, sin respaldo partidista ni consenso social, tomada en un contexto de crisis de gobernabilidad y legitimidad tras unas elecciones muy disputadas. Esta estrategia, que no figuraba prominentemente en su agenda de campaña, transformó el panorama de seguridad del país.
Consecuencias letales. Durante los seis años de su mandato, esta "guerra" resultó en una muerte violenta por hora, con un legado que se estima superará los cien mil cadáveres, y posiblemente hasta un cuarto de millón según algunas fuentes. La violencia se fragmentó, afectando territorios y debilitando selectivamente a bandas, lo que llevó a enfrentamientos entre cárteles y una escalada de brutalidad sin precedentes.
Propaganda y desinformación. El gobierno justificó su estrategia con una propaganda desmedida, presentándose como sorprendido por la magnitud del problema, a pesar de que las redes del narcotráfico eran preexistentes. Esta narrativa oficial contrastaba con la realidad de una violencia que se infiltró en todos los niveles de la sociedad, sin ofrecer más solución que el uso de las armas.
2. Los Zetas: De Élite Militar a Máquina de Guerra Autónoma.
En 1999, miembros de las fuerzas armadas se convirtieron en escoltas de criminales.
Origen militar. Los Zetas surgieron como un grupo de élite militar, desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) del Ejército Mexicano, inicialmente contratados como guardaespaldas de Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo. Su formación en combate, inteligencia y contrainsurgencia les otorgó una capacidad operativa superior a otras organizaciones criminales.
Autonomía y expansión. Tras la detención y extradición de Cárdenas Guillén en 2003, Los Zetas ganaron autonomía, transformándose en una organización criminal independiente. Su expansión se basó en el control territorial y la imposición de "derecho de suelo" a través de la violencia, extendiendo su influencia desde el noreste de México hasta Chiapas.
Modelo de negocio. El negocio principal de Los Zetas no era el tráfico de drogas en sí, sino el control de los territorios para permitir y extorsionar otras actividades ilícitas, como el secuestro, la trata de personas, la piratería y el cobro de cuotas a pequeños delincuentes y empresarios. Su modus operandi se caracterizaba por la violencia extrema y la creación de una subcultura del horror.
3. La Necropolítica: El Poder de Decidir Quién Vive y Quién Muere.
El Estado puede, por su propia mano, transformarse en una máquina de guerra.
Definición de necropolítica. El concepto de "necropolítica" de Achille Mbembe se aplica a la situación mexicana, donde tanto el Estado como los grupos criminales ejercen el poder de decidir quién vive y quién muere. Esta dinámica va más allá del monopolio legítimo de la violencia por parte del Estado, transformándose en una lucha por el control de la muerte misma.
Máquinas de guerra estatales y criminales. La guerra en México ha visto el surgimiento de "máquinas de guerra" tanto en el ámbito criminal (Los Zetas, otros cárteles) como en el gubernamental (grupos especializados de la Marina o el Ejército). Estas entidades operan con autonomía, a menudo fuera de las leyes tradicionales, y su objetivo principal es la aniquilación del adversario, sin resolver los problemas sociales subyacentes.
Violencia como instrumento. La exhibición de cadáveres como trofeos, la brutalidad de los enfrentamientos y la falta de miramientos en las operaciones militares reflejan una lógica de guerra total. Esta "necropolítica" se manifiesta en la capacidad de estos actores para dictar la vida y la muerte en vastos territorios, generando un clima de terror y deshumanización.
4. La Corrupción Endémica y la Complicidad Estatal.
La especificidad fundamental del crimen organizado en México es que se origina, sostiene y nutre desde las estructuras del Estado.
Infiltración profunda. El narcotráfico en México no es un fenómeno ajeno al Estado, sino que se ha originado y sostenido a través de la profunda infiltración y complicidad de funcionarios políticos, policiales y militares. Esta relación ha borrado las nociones tradicionales de frente y retaguardia en el combate al crimen.
"Crimen organizado de Estado". Expertos como Carlos Resa Nestares argumentan que el caso mexicano se asemeja a un "crimen organizado de Estado", donde actos delictivos son cometidos por funcionarios en la persecución de sus objetivos como representantes estatales. Esto se evidencia en la protección, el involucramiento y la cooptación de autoridades por parte de los cárteles.
Consecuencias de la impunidad. La impunidad y la falta de coordinación entre las corporaciones armadas, sumadas a la desconfianza interna, han permitido que el crimen organizado prospere. La "guerra" de Calderón, al afectar selectivamente a algunas bandas, fragmentó aún más la violencia y expuso la debilidad de un Estado incapaz de recuperar el monopolio de la fuerza.
5. El Silencio Impuesto: La Censura y la Ocultación de la Verdad.
En los periódicos de Tamaulipas lo que debe callarse supera a lo que se puede contar.
Autocensura y riesgo periodístico. La violencia en México ha generado un clima de autocensura en los medios de comunicación, especialmente en regiones como Tamaulipas y Nuevo León, donde el periodismo se ha vuelto una profesión de alto riesgo. Reporteros son asesinados, desaparecidos o amenazados, lo que limita severamente la capacidad de informar sobre la verdadera magnitud y naturaleza del conflicto.
Manipulación de la información. La agenda informativa es a menudo marcada por los victimarios, quienes utilizan narcomantas y blogs para propagar el terror y sus mensajes. El gobierno, por su parte, recurre a la propaganda y a la minimización de los hechos, contribuyendo a una "niebla roja" que oculta la realidad y genera zozobra en la ciudadanía.
La verdad oculta. La falta de registros oficiales, la minimización de masacres y la ausencia de investigaciones profundas sobre los crímenes impiden una comprensión clara de lo que sucede. El silencio no es espontáneo; es el resultado de un sofisticado aparato de represión que busca mantener la hegemonía a través de la ocultación y la desinformación.
6. Las Raíces Sociales de la Violencia: Miseria y Reclutamiento.
Los Zetas no batallaron nada. Las mejores opciones de la vida casi no pasan por estas esquinas.
Caldo de cultivo para el crimen. La pobreza, la falta de oportunidades educativas y laborales, y el abandono social en barrios marginados de ciudades como Monterrey, han creado un "caldo de cultivo" perfecto para el reclutamiento por parte del narcotráfico. Jóvenes sin rumbo, los "ninis" (ni estudian ni trabajan), encuentran en el crimen una vía lucrativa para sobrevivir.
Capitalización del resentimiento. Los cárteles, especialmente Los Zetas, han sabido capitalizar el resentimiento social, ofreciendo "políticas de empleo" y comunicación superiores a las del gobierno. Esto se manifiesta en acciones como el "acarreo" de vecinos para bloquear avenidas o la promesa de mejores condiciones de vida a cambio de unirse a sus filas.
Descomposición del tejido social. La violencia no solo es un problema de seguridad, sino también de profunda descomposición del tejido social. La normalización de la brutalidad, la pérdida de la moralidad y la resignación ante la devastación son síntomas de una sociedad que ha sido empujada a sus límites, donde la ilegalidad prospera al amparo de clanes armados.
7. El Flujo de Armas desde EE. UU.: Un Abastecimiento Legal y Sencillo.
Pasar armas a México es lo más fácil del mundo.
Facilidad de adquisición. Las armas de alto poder utilizadas por los cárteles en México, como los "cuernos de chivo" (AK-47) y los rifles AR-15, son adquiridas con sorprendente facilidad en Estados Unidos. Se compran legalmente en ferias de armas públicas o a través de más de cien mil permisionarios a lo largo de la frontera, requiriendo solo una licencia de conducir como requisito.
Tráfico "hormiga" y redes organizadas. El tráfico se realiza de dos maneras:
- Mayoreo: A través de redes bien establecidas que operan casi legalmente.
- "Forma hormiga": Desarmando los rifles en piezas y cruzándolas por la aduana en diferentes viajes, para luego ser ensambladas por armeros en México.
Impacto en la violencia. Este flujo constante de armamento sofisticado desde el norte es un factor crucial en la escalada de violencia en México, permitiendo a los grupos criminales equipar ejércitos con una capacidad de fuego devastadora. La retórica de la Asociación Nacional del Rifle en EE. UU. defiende el derecho a portar armas, argumentando que son las personas, no las armas, las que matan.
8. El Costo Humano: Víctimas Anónimas y Desapariciones Forzadas.
En menos de ciento cuarenta caracteres, el presidente Felipe Calderón ya había expresado su sentir por la muerte de Edelmiro.
Estadísticas deshumanizadas. La "guerra contra el narco" ha dejado decenas de miles de muertos, pero la mayoría son reducidos a meras estadísticas, sin nombres ni historias. La falta de un registro oficial completo y la tendencia a calificar a las víctimas como "delincuentes" o "daños colaterales" deshumanizan la tragedia.
La búsqueda de los desaparecidos. Familias enteras, como la del paramédico que busca a sus hijos Natanael y Axel, emprenden investigaciones personales ante la negligencia y el desdén de las autoridades. Recorren morgues, enfrentan la burocracia y la paranoia, y a menudo se topan con la cruda realidad de fosas clandestinas y cuerpos irreconocibles.
Tragedias cotidianas. La violencia se ha vuelto parte de la cotidianidad, con "levantones" y asesinatos que afectan a personas de todos los estratos sociales, desde políticos hasta amas de casa y niños. Estas historias, a menudo silenciadas por el miedo o la autocensura mediática, revelan el profundo dolor y la zozobra que permea la sociedad mexicana.
9. Monterrey: La Transformación de una Ciudad Mítica en un Campo de Batalla.
Si en 2000 había un mítico crimen en el imaginario de la ciudad próspera, en 2010 lo que destacaba era una mítica prosperidad en el imaginario de una ciudad criminal.
De la prosperidad al caos. Monterrey, una metrópoli próspera y centro industrial, se transformó en una "urbe criminal" en una década. El crimen, antes mítico y lejano, se volvió una realidad cotidiana, con ejecuciones, tiroteos y masacres que sepultaron la imagen de una ciudad segura y trabajadora.
Segregación y resentimiento. La ciudad, con su orografía montañosa que recuerda a Medellín, presenta una profunda segregación urbanística y cultural. Barrios marginados como la Independencia, con escasos servicios básicos, se convirtieron en focos de reclutamiento para el narco, capitalizando el resentimiento de jóvenes sin oportunidades.
Psicosis y división social. La violencia generó una psicosis generalizada, con rumores de toques de queda y una división en la élite empresarial. La incapacidad de las autoridades para ofrecer explicaciones coherentes y la percepción de que la justicia no se impartía en los tribunales, sino en la calle, contribuyeron a un ambiente de desconfianza y miedo.
10. La Guerra como Instrumento Político: Terapia Social y Control.
La guerra es el asesinato organizado por parte de actores políticos.
Guerra como "terapia social". Algunos analistas sugieren que la "guerra contra el narco" de Calderón, más allá de sus objetivos declarados, funcionó como una "terapia social" o un instrumento de control político. Al declarar la guerra a un fenómeno como el narcotráfico, se legitimó el uso de la violencia masiva y se desvió la atención de otros problemas políticos y sociales.
Control y normalización de la muerte. Esta estrategia implicó la implementación de mecanismos y tecnologías para normalizar el derecho a matar de forma masiva, como la aparición de "ejecutómetros" en los diarios y las declaraciones presidenciales que justificaban las muertes. La violencia se convirtió en un medio para imponer una "cultura de la excepción" y consolidar el poder.
Un futuro incierto. El legado de esta "guerra" es una sociedad marcada por la muerte, la impunidad y la desinformación. El libro concluye que, aunque el lenguaje de guerra no era heroico, encubría monstruosidades. La responsabilidad de las miles de muertes recae en decisiones políticas que, al no estar bien planeadas, se convirtieron en una fuente inagotable de tragedias, dejando un país con miles de desaparecidos y una verdad aún por desenterrar.
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Reseñas
Readers find La Guerra De Los Zetas informative but challenging to digest. The book offers insights into Mexico's drug war, focusing on the Zetas cartel and the northeast region. While some praise Osorno's journalistic efforts and ability to provoke reflection, others feel it lacks novelty for those already familiar with the topic. The narrative style, including second-person perspective, receives mixed reactions. Overall, the book is valued for its portrayal of Mexico's complex reality, though some find it emotionally taxing due to its ongoing relevance.