Puntos clave
1. El dinero surgió de forma orgánica para superar las limitaciones del trueque.
Lo más extraño es que ninguna persona ni sociedad, como ha ocurrido con casi todos los demás inventos, ideó el concepto del dinero.
Los problemas inherentes al trueque. Las primeras sociedades humanas dependían del trueque, intercambiando bienes directamente. Este sistema enfrentaba grandes dificultades, principalmente la “coincidencia mutua de deseos”: era necesario encontrar a alguien que tuviera lo que querías y que, a su vez, quisiera lo que tú ofrecías. Además, la indivisibilidad de ciertos bienes complicaba aún más el intercambio.
Evolución hacia un medio común. Poco a poco, las sociedades adoptaron objetos estandarizados como medio de intercambio. Estos objetos se elegían por su facilidad de mercado, durabilidad y utilidad intrínseca. Algunos ejemplos son:
- Almendras en la antigua India
- Cocos en las islas Nicobar
- Sal en África occidental (de donde proviene la palabra “salario”)
- Conchas de cauri en China, India y África
- Tabaco en partes de Estados Unidos
- Bacalao seco en Noruega
- Incluso cigarrillos en campos de prisioneros de guerra
Facilitando la especialización. La aparición del dinero permitió que las personas se especializaran en producir aquello que mejor sabían hacer, con la confianza de poder intercambiar su producción por cualquier otra cosa que necesitaran. Esta especialización fue clave para aumentar la productividad y el progreso social, como lo demuestra la complejidad de fabricar incluso una tostadora sencilla hoy en día.
2. Los metales, especialmente el oro, se convirtieron en la forma preferida de dinero.
Por ende, el oro se volvió útil porque era inútil.
Ventajas de los metales. A medida que las sociedades avanzaban, metales como el oro y la plata surgieron como formas superiores de dinero. Eran duraderos, divisibles, portátiles (alto valor en poco volumen) y relativamente escasos. A diferencia de bienes perecederos o conchas frágiles, los metales mantenían su valor con el tiempo y podían pesarse y analizarse fácilmente para verificar su calidad.
Propiedades únicas del oro. El oro se convirtió en el dinero universal debido a su inercia química (no se oxida), crecimiento estable en la oferta y alta densidad. Su escasa utilidad práctica significaba que acumularlo con fines monetarios no afectaba significativamente otras actividades económicas esenciales. Esta “inutilidad” lo hizo ideal como reserva de valor.
De lingotes a monedas. Al principio, los metales se usaban en forma de lingotes, lo que requería pesarlos y probarlos en cada transacción. La invención de las monedas, primero en Lidia alrededor del 700 a.C., estandarizó peso y calidad, garantizados por el sello del gobernante. Esta innovación simplificó enormemente el comercio y facilitó el crecimiento de los mercados.
3. A lo largo de la historia, los gobiernos han degradado o emitido dinero de forma constante.
La degradación fue usada por los gobernantes, una y otra vez, para ‘crear dinero’ y satisfacer sus caprichos, consideraciones políticas e incluso para financiar guerras.
Degradación de las monedas. Una vez que las monedas se convirtieron en el estándar, los gobernantes descubrieron que podían aumentar su riqueza reduciendo el contenido de metal precioso sin cambiar el valor nominal. Esta práctica, conocida como degradación, les permitía acuñar más monedas con la misma cantidad de metal. Emperadores romanos como Nerón degradaron sistemáticamente el denario para financiar gastos, lo que llevó a su eventual pérdida total de valor.
Emisión de papel moneda. Con la llegada del papel moneda, los gobiernos encontraron una forma aún más sencilla de crear dinero: simplemente imprimir más. Esto se hacía a menudo para financiar guerras o cubrir déficits cuando la recaudación de impuestos o el endeudamiento eran difíciles. Ejemplos incluyen:
- China bajo el dominio mongol de Kublai Kan
- Los assignats franceses durante la Revolución
- Los continentales americanos durante la Guerra de Independencia
- Los reichsmarks alemanes durante la hiperinflación posterior a la Primera Guerra Mundial
Consecuencias del abuso. La degradación o impresión excesiva conduce inevitablemente a la inflación, donde el dinero pierde poder adquisitivo. Esto destruye ahorros, perturba el comercio y puede contribuir al colapso económico, como ocurrió con la caída del Imperio Romano y la hiperinflación en la Alemania de posguerra. A pesar de estas lecciones históricas, los gobiernos recurren repetidamente a este método para financiarse fácilmente.
4. El papel moneda se originó en China y evolucionó a partir de recibos de depósito.
El inicio del papel moneda, como podemos ver, se basó en parte en puro fraude.
Innovación china. El papel moneda fue inventado primero en China, donde surgieron el papel, la tinta y la impresión. Inicialmente, se desarrolló de forma privada como recibos de depósito emitidos por tiendas que custodiaban objetos de valor a cambio de una tarifa. Estos recibos, que representaban riqueza depositada, comenzaron a circular como un medio de intercambio conveniente.
Adopción y abuso estatal. Más tarde, los emperadores chinos adoptaron el papel moneda, inicialmente respaldado por metales o productos básicos. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que podían emitir billetes sin respaldo completo, simplemente decretándolos como moneda de curso legal. Esto llevó a una sobreemisión masiva e hiperinflación, causando el colapso del sistema monetario mongol y un retorno a la plata.
Evolución europea. En Europa, el papel moneda también surgió del sistema bancario de depósitos. Comerciantes depositaban monedas en bancos reputados (como el Banco de Venecia o el Banco de Ámsterdam) o en orfebres en Londres, recibiendo recibos. Estos recibos, más fáciles de transferir que las pesadas monedas, comenzaron a circular como dinero.
Banca de reserva fraccionaria. Los banqueros pronto descubrieron que los depositantes rara vez retiraban todo su dinero al mismo tiempo. Podían prestar una parte del metal depositado o, más lucrativamente, emitir nuevos recibos en papel (préstamos) sin respaldo físico. Esta práctica, base de la banca de reserva fraccionaria, permitió a los bancos crear dinero y crédito, aunque a menudo generaba inestabilidad cuando los depositantes exigían la devolución del metal.
5. Las ganancias bancarias tempranas provenían de prestar papel moneda no totalmente respaldado por metal.
La principal fuente de rentabilidad de la banca establecida es la pequeñez del capital requerido.
Aprovechando los depósitos. Los primeros banqueros, inicialmente custodios del oro y plata depositados, comprendieron que podían prestar una parte de esos depósitos a interés. Este fue el primer paso para generar ganancias más allá de las simples tarifas de custodia.
Emisión de billetes sin respaldo. La verdadera revolución en ganancias llegó con la emisión de billetes (recibos de depósito) que superaban el metal físico en reserva. Un banquero podía prestar billetes que representaban mucho más valor que el oro en su bóveda, ganando intereses sobre la suma total. Este sistema de reserva fraccionaria permitió multiplicar la oferta monetaria y las ganancias bancarias.
Ganancia versus riesgo. Cuanto menos capital (metal físico) tenía un banco en relación con el papel emitido, mayor era su potencial ganancia. Sin embargo, esto aumentaba dramáticamente el riesgo de una corrida bancaria: si demasiados tenedores de billetes exigían convertirlos en oro simultáneamente, el banco quebraría, como ocurrió con los primeros orfebres-banqueros en Londres y el Banco de Estocolmo.
Incentivo para expandirse. Esta rentabilidad inherente a prestar papel sin respaldo creó un poderoso incentivo para que los bancos expandieran el crédito y emitieran más billetes, a menudo más allá de límites prudentes, contribuyendo a la inestabilidad financiera y pánicos a lo largo de la historia.
6. Las burbujas financieras y los pánicos son una constante en la historia monetaria.
Puedo calcular el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de las personas.
Manías especulativas. Los períodos de dinero fácil o nuevas innovaciones financieras suelen alimentar burbujas especulativas, donde los precios de los activos suben rápidamente por un entusiasmo irracional más que por su valor fundamental. Los inversores, al ver a otros enriquecerse, se suman creyendo que podrán vender a un “tonto mayor”.
Ejemplos históricos:
- El esquema del Mississippi en Francia (1719-1720), impulsado por el papel moneda de John Law y acciones de una compañía monopolística.
- La burbuja de los Mares del Sur en Gran Bretaña (1720), con una empresa que asumió deuda gubernamental en medio de rumores de riquezas inmensas y especulación desenfrenada en negocios dudosos.
- El auge inmobiliario en Estados Unidos en los años 1830, alimentado por papel moneda de bancos “wildcat”.
- La crisis de deuda argentina en los años 1880, financiada por inversores británicos.
El estallido inevitable. Las burbujas estallan cuando la confianza se erosiona, el dinero nuevo deja de entrar o ocurre un evento detonante. Los precios colapsan, provocando pánicos, corridas bancarias y quiebras masivas. La burbuja de los Mares del Sur, por ejemplo, arruinó a muchos inversores, incluido Isaac Newton.
La naturaleza humana persiste. A pesar de los repetidos ejemplos históricos, las manías especulativas y los pánicos continúan ocurriendo, lo que sugiere que los motores psicológicos de la codicia y el miedo están profundamente arraigados en el comportamiento humano, a menudo superando el juicio racional en los mercados financieros.
7. El Banco de Inglaterra evolucionó hacia un banco central mediante la financiación estatal y la gestión de crisis.
Esta relación cómoda entre el poder político y el Banco de Inglaterra aseguró que el gobierno siempre tuviera suficiente dinero y, a cambio, el banco obtuvo un poder casi monopólico para emitir papel moneda...
Orígenes en la deuda pública. El Banco de Inglaterra fue fundado en 1694 principalmente para recaudar fondos para las guerras del rey Guillermo III contra Francia. Prestó su capital inicial al gobierno y, a cambio, recibió el derecho a emitir papel moneda (billetes) hasta esa cantidad. Esto estableció una relación simbiótica entre el Estado y el banco.
Obtención del poder monopólico. Con el tiempo, el Banco de Inglaterra consiguió concesiones del gobierno, como la prohibición legal en 1708 de que asociaciones bancarias de más de seis personas emitieran papel moneda. Esto le otorgó de facto el monopolio sobre la emisión de billetes por bancos de capital conjunto, limitando la competencia a bancos rurales más pequeños.
Respuesta a crisis y evolución. El papel del Banco se amplió durante crisis financieras. Durante las guerras napoleónicas, suspendió la convertibilidad en oro y financió gran parte del gasto gubernamental imprimiendo dinero. Pánicos posteriores, como el de 1825, evidenciaron la fragilidad del sistema bancario rural y llevaron a reformas que fortalecieron la posición del Banco de Inglaterra, incluyendo hacer sus billetes moneda de curso legal y permitir bancos de capital conjunto más alejados de Londres.
Formalización del rol. La Ley Peel de 1844 formalizó aún más el papel central del Banco al separar sus departamentos de emisión y banca, y vincular la emisión de billetes más allá de cierto límite directamente a reservas de oro. Estos pasos consolidaron su posición como banco central encargado de gestionar la oferta monetaria nacional y actuar como prestamista de última instancia en pánicos.
8. Estados Unidos enfrentó décadas de inestabilidad monetaria y dificultades con la banca central.
El senador Nelson Aldrich resumió la situación cuando dijo: ‘Hay que hacer algo. No siempre podremos contar con Pierpont Morgan para enfrentar una crisis bancaria.’
Caos monetario inicial. El naciente Estados Unidos enfrentó problemas persistentes con su moneda. La escasez de monedas llevó a que los estados usaran diversos productos como moneda de curso legal. Los primeros intentos de papel moneda gubernamental (los continentales) durante la Revolución causaron hiperinflación. El patrón bimétalico (oro y plata) fue inestable debido a fluctuaciones en las cotizaciones, haciendo que uno de los metales desapareciera de la circulación.
Primer y Segundo Banco. Los intentos de establecer bancos centrales (el Primer Banco de EE.UU., 1791-1811, y el Segundo Banco, 1816-1836) enfrentaron oposición política, preocupaciones sobre propiedad extranjera y debates constitucionales. Aunque aportaron cierta estabilidad y actuaron como banqueros del gobierno, fueron finalmente cerrados.
Era de la banca “wildcat”. La ausencia de un banco central llevó a la era de la banca “wildcat”, con numerosos bancos estatales que emitían su propio papel moneda, a menudo con reservas insuficientes o ubicados en zonas remotas para dificultar el canje. Esto resultó en un sistema monetario caótico e inestable, propenso a quiebras bancarias.
Pánicos recurrentes. El sistema bancario fragmentado y poco regulado provocó frecuentes pánicos financieros durante el siglo XIX y principios del XX (por ejemplo, 1837, 1857, 1873, 1893, 1907). Estas crisis a menudo requirieron la intervención de poderosos financieros privados como J.P. Morgan para evitar un colapso total, evidenciando la urgente necesidad de un sistema más robusto y centralizado.
9. Los pánicos financieros recurrentes impulsaron la creación del Sistema de la Reserva Federal.
La eventual Ley de la Reserva Federal… fue similar al plan anterior presentado por el senador Aldrich.
El pánico de 1907. La grave crisis financiera de 1907, desencadenada por un intento fallido de acaparar cobre y corridas en compañías fiduciarias, mostró la fragilidad del sistema bancario estadounidense y la falta de un prestamista de última instancia efectivo. La intervención privada de J.P. Morgan, aunque exitosa para contener el pánico, evidenció la dependencia de financieros individuales en lugar de una institución pública.
Llamados a la reforma. El pánico intensificó las demandas de un banco central que proporcionara elasticidad monetaria, actuara como reserva para los bancos y prestara en crisis. Sin embargo, existía desconfianza pública y política hacia el poder financiero concentrado, especialmente asociado a Wall Street y figuras como Morgan y Rockefeller.
El plan Aldrich. El senador Nelson Aldrich, jefe de la Comisión Monetaria Nacional creada tras el pánico de 1907, elaboró un plan para una Asociación Nacional de Reserva. Aunque presentado como un sistema descentralizado, sus vínculos percibidos con Wall Street llevaron a su rechazo en el Congreso.
La Ley de la Reserva Federal. Basándose en elementos del plan Aldrich pero con mayor supervisión gubernamental, la Ley de la Reserva Federal fue aprobada en 1913. Creó un sistema de doce bancos regionales supervisados por una Junta de la Reserva Federal nombrada por el gobierno. Esta estructura buscaba equilibrar la necesidad de control centralizado con preocupaciones sobre representación regional y evitar el dominio financiero de Nueva York.
10. El patrón oro proporcionó estabilidad pero fue abandonado frecuentemente en crisis.
La gloria del patrón oro clásico fue que demostró, por última vez hasta ahora, cómo un sistema monetario mundial podía surgir sin intrigas políticas ni burocracia entre gobiernos nacionales.
Un sistema autorregulado. El patrón oro clásico (aproximadamente 1870-1914) vinculaba las monedas a un peso fijo de oro, ofreciendo tipos de cambio estables y, a largo plazo, niveles de precios relativamente estables. El “mecanismo de flujo de precios y especies” aseguraba teóricamente que los desequilibrios comerciales se autocorregían mediante flujos de oro que afectaban la oferta monetaria y los precios.
Limitaciones y presiones. A pesar de su elegancia teórica, el patrón oro enfrentó desafíos. Descubrimientos o escasez de oro podían causar inflación o deflación. Los bancos centrales no siempre respetaban estrictamente las reglas, y precios administrados o barreras comerciales podían obstaculizar el mecanismo autocorrector.
Abandono en tiempos de guerra. Las enormes demandas financieras de la Primera Guerra Mundial obligaron a la mayoría de las naciones beligerantes a suspender la convertibilidad en oro e imprimir dinero para financiar gastos, abandonando de facto el patrón oro. Esto provocó depreciación monetaria e inflación.
Intentos de retorno posbélico. Tras la guerra, los países intentaron volver al oro, pero a paridades previas poco realistas (como Gran Bretaña en 1925). Esto generó dificultades económicas, especialmente para las industrias exportadoras, y contribuyó a la inestabilidad del sistema monetario internacional, que finalmente colapsó durante la Gran Depresión.
11. Las crisis financieras revelan el riesgo moral de los rescates gubernamentales y de bancos centrales.
En el momento en que se organiza un rescate, es probable que el siguiente pánico sea aún mayor porque el mercado asume que, si surge un problema, habrá otro rescate.
Intervención en pánicos. A lo largo de la historia, cuando grandes bancos o instituciones financieras enfrentaban colapsos durante pánicos, las autoridades (gobiernos o bancos centrales emergentes) solían intervenir para organizar rescates. Ejemplos incluyen:
- El rescate del Banco de Barings por el Banco de Inglaterra en 1890.
- Las intervenciones privadas de J.P. Morgan durante pánicos en EE.UU. como el de 1907.
- La cooperación internacional para rescatar bancos austríacos y alemanes en 1931.
El problema del riesgo moral. Rescatar a empresas en problemas, aunque puede evitar contagios mayores, genera “riesgo moral”. Las instituciones financieras aprenden que pueden ser salvadas si sus apuestas riesgosas fracasan, reduciendo su incentivo para actuar con prudencia. Esto fomenta la toma excesiva de riesgos, que puede provocar crisis aún mayores.
Presiones políticas y sistémicas. Las decisiones de rescatar suelen estar
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Reseñas
Dinero Fácil ha recibido en su mayoría críticas positivas por su explicación accesible sobre la evolución del dinero. Los lectores valoran el relato histórico bien documentado, que abarca desde los sistemas de trueque hasta la banca moderna. Aunque algunos consideran que ciertas secciones resultan secas o técnicas, en general elogian la capacidad de Kaul para simplificar conceptos complejos. El libro se recomienda especialmente a quienes tienen interés en la historia de la economía y las finanzas. Los críticos destacan que es el primero de una trilogía, que concluye alrededor de la Primera Guerra Mundial, y esperan con entusiasmo los volúmenes siguientes.