Puntos clave
1. La enfermería es el arte de optimizar las condiciones para que la naturaleza sane
Debe significar el uso adecuado del aire fresco, la luz, el calor, la limpieza, el silencio y la correcta selección y administración de la dieta, todo ello con el menor gasto posible de la energía vital del paciente.
La enfermedad es reparadora. Florence Nightingale sostiene que la enfermedad suele ser el intento de la naturaleza por sanar, un proceso reparador frente a un envenenamiento o deterioro previo. El sufrimiento a menudo no proviene de la enfermedad en sí, sino de factores externos que obstaculizan este proceso natural.
Los factores externos importan. La falta de aire fresco, luz, calor, silencio, limpieza o una dieta adecuada y puntual son causas comunes. Atender estas necesidades fundamentales es la esencia de la enfermería, que se diferencia del tratamiento médico, el cual se enfoca en eliminar los obstáculos.
Solo la naturaleza cura. La medicina y la cirugía eliminan impedimentos, pero es la naturaleza quien realiza la verdadera curación. El papel de la enfermera es colocar al paciente en las mejores condiciones posibles para que la naturaleza actúe, asegurando que el entorno apoye, y no dificulte, la recuperación.
2. El aire puro es el primer requisito absoluto para la salud
MANTENER EL AIRE QUE RESPIRA TAN PURO COMO EL AIRE EXTERIOR, SIN QUE SE ENFRÍE.
Primer canon de la enfermería. Mantener el aire puro es el aspecto más crucial de la enfermería, sin lo cual otros esfuerzos son inútiles. Esto implica asegurar una circulación constante de aire fresco, idealmente proveniente del exterior, evitando fuentes estancadas o contaminadas como pasillos o alcantarillas.
Evitar enfriar al paciente. Aunque la ventilación es clave, debe lograrse sin que el paciente se enfríe. Ropa de cama adecuada, botellas calientes y fuego pueden mantener el calor incluso con ventanas abiertas, especialmente cuando el paciente está en la cama.
Falsa creencia sobre el aire nocturno. El miedo al aire de la noche carece de fundamento; la elección es entre el aire puro nocturno del exterior y el aire viciado del interior. Dormir con las ventanas cerradas es una causa importante de enfermedad, pues el cuerpo es más vulnerable al aire contaminado durante el sueño.
3. Las casas saludables requieren cinco elementos clave
Hay cinco puntos esenciales para asegurar la salud de las casas: aire puro, agua pura, drenaje eficiente, limpieza y luz.
Fundamentos de la salud. Estos cinco elementos son innegociables para una vivienda saludable. La carencia de cualquiera contribuye a la enfermedad, a menudo atribuida erróneamente a otras causas como contagios o “dispensaciones misteriosas”.
Deficiencias comunes. La mala construcción suele descuidar la circulación del aire, priorizando el lucro sobre la salud. Las fuentes de agua impura, especialmente pozos, siguen siendo comunes. El drenaje ineficiente, en particular tuberías o desagües sin trampas bajo la casa, permite la entrada de gases nocivos de alcantarilla.
Limpieza y luz. La falta de limpieza, desde muebles polvorientos y alfombras saturadas hasta paredes sucias, contamina el aire interior. Las casas oscuras son inherentemente insalubres, pues carecen de los efectos purificadores y vitalizadores de la luz y el sol, esenciales para el bienestar físico y mental.
4. Una gestión eficaz asegura que el cuidado continúe en tu ausencia
Todos los resultados de una buena enfermería... pueden ser... anulados por un defecto, a saber: no saber cómo hacer que lo que haces cuando estás presente, se haga también cuando no estás.
Multiplica tu presencia. Una enfermera dedicada no puede estar presente en todo momento, pero una gestión eficaz garantiza que el cuidado esencial continúe. Esto implica planificar y organizar para que tareas como ventilar la habitación o mantener el silencio se realicen consistentemente, independientemente de la presencia de la enfermera.
Evita la ansiedad del paciente. Los pacientes suelen angustiarse preguntándose si se harán las cosas necesarias en ausencia de la enfermera. Informarles cuándo te vas y regresas, y asegurar la confiabilidad, reduce su aprensión e incertidumbre, que son más dañinas que el esfuerzo físico.
Ser “la responsable”. Esto significa no solo hacer las tareas tú misma, sino asegurarte de que otros cumplan con sus deberes correctamente y que existan sistemas para cubrir ausencias. Esta habilidad se comprende mejor en instituciones que en hogares privados, donde la falta de gestión provoca accidentes y sufrimientos evitables.
5. El ruido innecesario y la brusquedad dañan al enfermo
El ruido innecesario, o el ruido que crea una expectativa en la mente, es lo que perjudica al paciente.
El ruido crea expectativa. No es la intensidad, sino el ruido que hace que el paciente espere algo, como voces fuera de la puerta, lo que resulta más dañino. Los ruidos repentinos o ser despertado bruscamente son especialmente perjudiciales, pues interrumpen el descanso y la recuperación.
Evita la brusquedad. Nunca asustes al paciente. Acércate por delante, habla con suavidad y evita movimientos o interrupciones repentinas, especialmente cuando está pensando o moviéndose.
Movimientos silenciosos. Las enfermeras deben cultivar movimientos tranquilos y constantes. El roce de vestidos, el crujir de zapatos, el tintinear de objetos y las acciones apresuradas son molestias dolorosas que aumentan la nerviosidad y fatiga del paciente.
6. La variedad y la luz son cruciales para la recuperación mental y física
La variedad de formas y la brillantez de los colores en los objetos presentados a los pacientes son medios reales de recuperación.
La monotonía daña los nervios. El confinamiento prolongado en una habitación con un entorno invariable afecta gravemente el sistema nervioso del paciente, de modo similar a cómo una dieta monótona afecta la digestión. Este sufrimiento mental es tan real como el dolor físico.
La estimulación visual ayuda. Los objetos bellos, la variedad en formas y colores, y especialmente la luz solar directa tienen un efecto físico tangible, no solo mental. Alivian la mente agobiada y favorecen la recuperación.
Proporciona variedad y luz. Asegura que la cama del paciente le permita ver por una ventana, idealmente con luz solar. Introduce variedad lentamente, quizás cambiando un cuadro diariamente o semanalmente. No niegues a los pacientes placeres simples como las flores, que purifican el aire y ofrecen alivio visual.
7. La observación cuidadosa de la dieta es fundamental
La cuestión principal es qué puede asimilar o nutrir el estómago del paciente, y de esto el estómago del paciente es el único juez.
Hambre en medio de la abundancia. Los pacientes a menudo están desnutridos no por falta de comida, sino por falta de atención a cómo y cuándo pueden tomarla. Los pacientes débiles pueden necesitar pequeñas cantidades frecuentes de alimento líquido antes de poder ingerir sólidos.
La puntualidad es vital. La vida puede depender de dar la comida puntualmente, especialmente para pacientes débiles cuya capacidad para tragar está ligada a su fuerza y horario. La impuntualidad puede significar horas sin la nutrición necesaria.
Observa la respuesta del paciente. La enfermera debe observar qué alimentos puede asimilar el paciente, no solo cuáles son nutritivos químicamente. Los “caprichos” o aversiones del paciente son indicadores cruciales. Nunca dejes comida sin probar junto a la cama, pues puede causar repulsión.
8. La ropa de cama puede ser una fuente importante de enfermedad
La fiebre generalmente se supone síntoma de fiebre; en nueve de cada diez casos es síntoma de la ropa de cama.
Saturada de efluvios. La ropa de cama común, especialmente colchones y faldones gruesos, atrapa la humedad y materia orgánica exhalada por el paciente. Esta ropa de cama saturada y sin airear reintroduce sustancias nocivas en el organismo del paciente.
Configuración ideal de la cama. Lo mejor es una cama de hierro con resortes permeables, un colchón delgado y sin faldón. Idealmente, se usan dos camas, aireando una durante doce horas mientras el paciente ocupa la otra, sin cambiar las sábanas.
Comodidad y limpieza. Las camas no deben ser demasiado anchas ni altas, para facilitar el acceso de la enfermera y que el paciente entre y salga con menos esfuerzo. Evita cobertores pesados e impermeables y asegúrate de que las almohadas sostengan la espalda y cabeza sin restringir la respiración.
9. La limpieza personal es tan vital como la ventilación
El envenenamiento por la piel no es menos cierto que el envenenamiento por la boca, solo que es más lento en su acción.
Función de la piel en la enfermedad. En la mayoría de las enfermedades, la función de la piel está alterada, y la naturaleza la usa para eliminar desechos. Si estos no se eliminan con lavado o ropa limpia, dificultan la recuperación.
Eliminar sustancias nocivas. Mantener la piel limpia es tan importante como ventilar para eliminar sustancias nocivas del organismo. El esponjado y lavado proporcionan alivio y ayudan a los procesos vitales.
Técnica adecuada de lavado. Usa agua tibia y jabón, y frota la piel para eliminar la suciedad exfoliada. Incluso con poca agua, un frotado minucioso logra limpieza. Las enfermeras deben lavarse las manos con frecuencia.
10. Evita dar falsas esperanzas y consejos inútiles
Pero realmente creo que no hay mayor preocupación que las esperanzas incurables que deben soportar los enfermos por parte de sus amigos.
Las esperanzas cansan. Los amigos bienintencionados a menudo fatigan y deprimen al enfermo al minimizar su peligro o exagerar las posibilidades de recuperación. Esto obliga al paciente a esforzarse explicando su verdadero estado o a sentirse aislado.
Los consejos suelen ser ignorantes. Los visitantes ocasionales frecuentemente ofrecen consejos sobre dieta, médicos o tratamientos sin conocer la condición del paciente ni el plan del médico. Esto es impertinente y perjudicial.
Ofrece placer, no lugares comunes. En lugar de consejos inútiles o falsas esperanzas, los visitantes deben proporcionar distracciones agradables y noticias reales del mundo exterior. Compartir buenas noticias o mostrar un bebé puede ofrecer un alivio y variedad significativos a un paciente confinado.
11. La observación es la habilidad más importante de la enfermera
La lección práctica más importante que se puede dar a las enfermeras es enseñarles qué observar, cómo observar, qué síntomas indican mejoría, cuáles lo contrario, cuáles son importantes, cuáles no, cuáles evidencian negligencia y de qué tipo de negligencia.
Hechos, no opiniones. El valor de una enfermera reside en la observación precisa y el reporte de hechos, no en ofrecer opiniones vagas como “¿Está mejor?”. Preguntas exactas proporcionan información útil (por ejemplo, “¿Cuántas horas durmió?” frente a “¿Tuvo una buena noche?”).
Observa más allá de lo obvio. Aprende a distinguir entre enfermedad real y imaginaria, y a reconocer signos sutiles de cambio en la condición, la ingesta o la respuesta al tratamiento. No te fíes de preguntas dirigidas ni de apariencias superficiales como el color del rostro.
Observación para la acción. El propósito de observar no es solo recopilar datos, sino usarlos para salvar vidas y aumentar la salud y el confort. La enfermera debe ser una observadora rápida, sólida y confiable, capaz de actuar según sus hallazgos o reportarlos con precisión a quienes puedan hacerlo.
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Reseñas
Notas sobre enfermería recibe en general críticas positivas, ya que los lectores valoran su importancia histórica y sus consejos prácticos. Muchos encuentran el estilo de escritura de Nightingale ameno y con toques de humor. Enfermeros y profesionales de la salud aprecian especialmente el libro por sus aportes sobre los orígenes de la enfermería. Algunos lectores señalan que, aunque cierta información está desactualizada, muchos de sus principios siguen siendo vigentes. Entre los elogios más comunes destacan el énfasis de Nightingale en la limpieza, el aire fresco y el cuidado centrado en el paciente. Los críticos mencionan un lenguaje algo anticuado y un tono en ocasiones un poco sermoneador, pero en general, los reseñadores lo recomiendan por su valor histórico y profesional.