Puntos clave
1. La sabiduría antigua, aunque perdida, aguarda ser redescubierta.
Palabras sabias, aunque escritas por mi mano decadente, permanecen imperecederas a través del tiempo; impregnadas con la medicina de la inmortalidad por el Maestro Supremo.
La verdadera naturaleza de la filosofía. La filosofía pura es un anhelo espiritual por el conocimiento directo de Atum (Dios) mediante la contemplación, no un mero debate intelectual ni ciencias complejas. Implica un respeto reverente ante el orden del universo, viendo la ciencia como una forma de devoción.
Una profecía de pérdida. Hermes prevé un tiempo en que esta filosofía espiritual se perderá, corrompida por opiniones y desestimada por la ciencia, dejando a Egipto, otrora hogar de la espiritualidad, desolado y su sabiduría olvidada.
Oculta para los dignos. Por compasión, Hermes inscribe su sagrada sabiduría en símbolos y jeroglíficos, ocultándolos como una cápsula del tiempo para futuras generaciones dignas de redescubrir la verdad.
2. La creación se despliega desde la Luz y la Palabra Divinas.
Yo soy esa Luz — la Mente de Dios, que existe antes de las aguas oscuras y caóticas de la potencialidad.
Una visión mística. Hermes experimenta una visión de la creación: una Luz divina que todo lo abarca (la Mente de Dios) proyectando la sombra de aguas oscuras y caóticas (potencialidad).
El principio ordenante. Un grito inarticulado de sufrimiento surge del caos, pero la Luz pronuncia una Palabra calmante (Hijo de Dios), el plano de un orden bello y leyes fundamentales, de donde todo brota.
Misión divina. Iniciado en estos secretos, Hermes recibe la tarea del Ser Supremo de convertirse en guía espiritual, escribiendo su conocimiento para salvar a quienes viven en la oscuridad.
3. Atum es la Mente paradójica y totalizante.
No tiene nombre, porque todos los nombres son su nombre.
Unidad y origen. Atum es el Dios Único, la fuente de todo, completo y constante, pero a la vez auto-moviente y omnipresente. Es la unidad en todas las cosas, conteniendo todos los opuestos.
Mente suprema. Atum es la Mente Primordial, llena de ideas imperceptibles y conocimiento total. La mente humana, imagen de la Mente de Atum, puede recorrer el universo y comprender su naturaleza.
Creación eterna. Todo existe como pensamientos en la Mente de Atum. Su naturaleza es crear continuamente, no solo en el pasado, haciéndose a sí mismo mediante este proceso creador.
4. Contemplar el cosmos revela al Creador.
Él creó todas las cosas para que a través de ellas pudieras verlo.
Ver con el pensamiento. Dios es invisible a los ojos físicos, pero visible a través del pensamiento. Se manifiesta en todo el universo para que podamos ver su imagen y conocerlo.
Cuerpo cósmico. El cosmos es el antiguo cuerpo de Atum, siempre primigenio y renovado. Contemplar su exquisito orden, la necesidad que lo rige y la bondad de todo lo que es, revela la habilidad del Creador.
Maravilla de la vida. Desde las constantes revoluciones de las estrellas hasta la intrincada formación del cuerpo humano en el vientre, el universo es una obra de arte gigantesca, un milagro que apunta a un maestro artesano, no a un accidente.
5. El universo es un solo ser vivo.
El cosmos es toda la Vida.
Unidad en la dualidad. La Mente Primordial (Vida y Luz) da origen a la Mente Cósmica. El cosmos físico es una copia de esta Mente Cósmica eterna, como un reflejo.
Ser inmortal. Como un segundo dios hecho a imagen de Atum, el cosmos es un ser vivo inmortal. Nada en él está verdaderamente muerto; todo está saturado de Alma (Fuerza Vital).
Totalidad nutritiva. Atum es la fuente de energía eterna, que el cosmos recibe y distribuye como Vida a todas sus partes. El cosmos es el todo que genera y nutre todo lo que contiene.
6. El tiempo es un ciclo, pero la Eternidad es la Unidad sin tiempo.
El tiempo es como un círculo, donde todos los puntos están tan ligados que no puedes decir dónde comienza o termina, pues todos los puntos preceden y siguen unos a otros para siempre.
Cambio y constancia. Todo en el cosmos cambia según leyes naturales inalterables, haciendo que el cosmos sea a la vez constantemente cambiante y esencialmente inmutable.
Tiempo circular. El tiempo regula el cambio, medido por los ciclos recurrentes de los cuerpos celestes. Es un círculo donde pasado, presente y futuro están ligados, sin un principio ni fin claros.
Más allá de la ilusión. El pasado ya no está, el futuro aún no llega, y el presente es fugaz. Esto revela la naturaleza ilusoria del tiempo, una forma de vislumbrar la Unidad de Dios más allá del tiempo, en la eternidad.
7. Los poderes celestiales administran el Destino.
Estos poderes celestiales, conocidos solo por el pensamiento, se llaman dioses, y presiden el mundo.
Administradores del destino. La Mente del cosmos crea siete administradores (planetas, sol, luna) de fuego y aire, que regulan el Destino y presiden el mundo de los sentidos.
Gobernando la creación. Gobernados por la diosa Destino, estos dioses infunden Alma en la materia, causando un cambio incesante (vida y muerte) según la voluntad de Dios y la ley del crecimiento natural.
Ra, el dios visible. El sol (Ra) es el dios supremo, uniendo cielo y Tierra, enviando energía y luz. Es imagen de Atum, dando vida a las criaturas de la Tierra como Atum da vida al universo.
8. El hombre es una maravilla divina, puente entre espíritu y materia.
El hombre es una maravilla, digno de honor y reverencia.
Tercer gran ser. Atum es el primero, el cosmos el segundo, y el hombre el tercero. El hombre, imagen de Atum y del cosmos, es un todo compuesto por diversas partes, creado para apreciar y ayudar a ordenar el cosmos.
Naturaleza dual. El hombre tiene una Mente inmortal (de Atum, divina, libre) y un cuerpo mortal (de la Naturaleza, gobernado por el Destino). Solo el hombre posee Mente entre los seres vivos, lo que le permite conocer a Dios.
Por encima de los dioses. La naturaleza dual única del hombre le permite ascender al cielo con su mente mientras permanece en la Tierra, colocándolo potencialmente por encima de los dioses confinados a sus órbitas.
9. El destino gobierna el cuerpo, pero la Mente puede trascenderlo.
Pocos pueden escapar a su destino o protegerse de la terrible influencia del Zodíaco — pues las estrellas son instrumentos del Destino, que hacen que todas las cosas sucedan en el mundo de los hombres.
Control del Zodíaco. Los dioses celestiales temían el poder del hombre, por lo que Atum creó el Zodíaco, un mecanismo secreto ligado al destino inevitable, que controla la vida humana desde el nacimiento hasta la muerte.
Destino y necesidad. La diosa Destino supervisa el Zodíaco, sembrando las semillas del destino, mientras la Necesidad impulsa los resultados, entrelazando los eventos en el tiempo. La mayoría es conducida por estas fuerzas.
Trascendiendo el destino. Si el alma racional del hombre se ilumina con la Luz de Atum, el poder de los dioses y el Zodíaco se vuelve impotente. La contemplación intensa permite el desapego de la naturaleza mortal y la ascensión más allá del destino.
10. La encarnación trae olvido, pero las almas son una.
Todas las almas son partes de un solo Alma, que es el Alma del cosmos.
Unidad de las almas. Todas las almas comparten una misma naturaleza, ni masculina ni femenina, siendo partes del único Alma del cosmos.
Viaje hacia la encarnación. El Conductor de Almas envía las almas a la encarnación física, donde la Naturaleza, ayudada por la Memoria y la Habilidad, forma un cuerpo conforme a formas universales e individuales, influenciado por los dioses que presiden.
Olvido y temor. Al hundirse el alma en un envoltorio espiritual denso y opaco y entrar en el cuerpo, olvida su naturaleza divina, adoptando el temperamento de los dioses que la escoltan. Algunas almas temen y lamentan este encarcelamiento.
11. La muerte es transformación, no un fin.
Pero la muerte es solo la disolución de un cuerpo desgastado.
Ciclo de cambio. La destrucción es necesaria para la creación; lo nuevo surge de lo viejo. Las formas terrenales son ilusiones porque cambian constantemente, pero surgen de una realidad permanente subyacente.
Más allá del miedo. El nacimiento es el inicio de la conciencia individual, la muerte es el fin de esa conciencia y la transformación a otro estado. La ignorancia causa miedo a la muerte, vista solo como el desecho de un cuerpo desgastado.
Juicio y ascenso. Tras la muerte, el alma es juzgada. Las almas puras van a un reino adecuado. Las almas ignorantes reencarnan. Un alma que conoció a Dios se vuelve toda Mente, toma un cuerpo de Luz y asciende para comunicarse con Atum, convirtiéndose en dios.
12. El renacimiento espiritual mediante el Conocimiento libera el alma.
Nadie puede ser salvado, hasta que nazca de nuevo.
Escapar del tormento. Para escapar del sufrimiento causado por la ignorancia y los vicios (pena, deseo, injusticia, etc.), es necesario renacer en espíritu purificándose mediante la comprensión.
El camino de la Gnosis. El renacimiento es el conocimiento de la propia inmortalidad, alcanzado dominando las pasiones y desarrollando la visión interior para experimentar la Mente de Dios. Este camino es una lucha contra la dualidad interna.
Volverse divino. Quien renace se comunica con Atum, experimentando profundo silencio y tranquilidad. Creerse solo un cuerpo impide esto. Mediante la sabiduría y la bondad, el alma se transforma en Toda Mente, uniéndose al Ser eterno.
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Reseñas
El Hermético recibe opiniones encontradas, aunque muchos valoran su introducción accesible a la filosofía del antiguo Egipto y Grecia. Los lectores aprecian las perspectivas espirituales y el contexto histórico que ofrece el libro. Sin embargo, algunos critican el enfoque de los autores, señalando posibles inexactitudes y una simplificación excesiva. Se considera un buen punto de partida para adentrarse en el pensamiento hermético, pero no una obra exhaustiva. Numerosos lectores encuentran el contenido estimulante y relevante para diversas tradiciones religiosas y filosóficas, aunque algunos manifiestan frustración por la mezcla entre el texto original y los comentarios del autor.