Puntos clave
1. El diálogo abarca todo el discurso de los personajes, no solo la conversación
Diálogo: cualquier palabra dicha por cualquier personaje a cualquier destinatario.
Definición ampliada. Las concepciones tradicionales limitan el diálogo a la charla entre personajes. Este libro amplía el concepto para incluir todo discurso de personaje, ya sea pronunciado en voz alta a otros, pensado internamente para uno mismo o dirigido directamente al lector o público.
Tres modalidades. La comunicación del personaje opera en tres vías distintas: diálogo entre dos o más personajes (duólogo, trío o multílogo), diálogo interno (con uno mismo) y diálogo narrativizado (con lector o audiencia). Todas requieren que el escritor cree una voz única y específica para cada personaje.
Acción verbal. Independientemente de la modalidad, todo discurso de personaje es una acción performativa. Las palabras son hechos, impulsados por las necesidades y deseos del personaje, que mueven la escena y su recorrido.
2. El diálogo cumple tres funciones esenciales: exposición, caracterización y acción
El diálogo, dramatizado y narrativizado, desempeña tres funciones fundamentales: exposición, caracterización y acción.
Entrega de información. El diálogo transmite sutilmente información necesaria sobre el entorno, la historia y los personajes. Esto debe dosificarse y sincronizarse con cuidado, a menudo introduciéndose de manera imperceptible mediante el impulso narrativo o usándose como “munición” en el conflicto.
Revelación del personaje. El diálogo es crucial para crear y expresar la personalidad única de un personaje (caracterización) y para mostrar su ser moral y psicológico profundo (verdadero carácter) a través de sus elecciones y acciones bajo presión.
Impulso de la trama. El diálogo es un vehículo principal para la acción del personaje—mental, física y verbal. Lo que los personajes dicen y cómo lo dicen impulsa la trama, generando momentos de acción y reacción que hacen avanzar las escenas.
3. El diálogo efectivo revela el subtexto: lo no dicho y lo indecible
El diálogo une estos ámbitos porque la palabra hablada resuena en las tres esferas.
Capas de significado. El diálogo opera en múltiples niveles: lo “dicho” (palabras explícitas), lo “no dicho” (pensamientos o sentimientos conscientes retenidos) y lo “indecible” (impulsos subconscientes más allá de la conciencia).
Transparencia. Un diálogo hábil crea transparencia, permitiendo que lectores o audiencia intuyan lo no dicho y perciban lo indecible bajo las palabras superficiales. Esto les hace sentirse como lectores de mentes, obteniendo una profunda comprensión de los personajes.
Acción vs. actividad. El diálogo no es solo la actividad de hablar; es la acción realizada a través del habla. La acción subtextual (por ejemplo, consolar, sobornar, ridiculizar) es el verdadero significado detrás de la actividad textual (las palabras pronunciadas).
4. La forma y cantidad de diálogo varían mucho según el medio y el género
Todo diálogo, dramatizado y narrativizado, forma parte de la gran sinfonía de la historia, pero de escenario a pantalla o página, sus instrumentos y arreglos varían considerablemente.
El medio dicta el estilo. El teatro privilegia el diálogo auditivo (lenguaje poético y elevado), el cine favorece la narración visual (diálogo conciso y naturalista) y la televisión equilibra ambos. La prosa ofrece el rango más amplio, desde escenas naturalistas hasta extensos monólogos interiores y narración.
El género influye en la forma. Los géneros de acción usan menos diálogo; los de conflicto personal o privado, más. Los géneros no realistas (fantasía, farsa) permiten diálogos muy estilizados, a veces demasiado evidentes, mientras que el realismo exige subtexto.
La credibilidad es clave. Independientemente del medio o género, el diálogo debe sonar plausible y vernáculo dentro del mundo específico de la historia, no necesariamente imitar la banalidad de la vida real.
5. Construye un diálogo expresivo mediante especificidad, economía e imágenes
La escritura vigorosa es concisa.
Elimina palabras innecesarias. La economía es fundamental; cada palabra debe contar. Evita el exceso, términos genéricos, voz pasiva y discursos demasiado largos, salvo que se usen intencionadamente para caracterizar pretenciosidad u otros rasgos específicos.
Especificidad e imágenes. Usa sustantivos y verbos concretos y específicos, así como modificadores y figuras evocadoras (metáforas, símiles) para hacer el diálogo vívido y propio del personaje. El lenguaje sensorial resuena profundamente.
Evita los clichés. Rehuye frases gastadas e intercambios previsibles. Busca la originalidad explorando múltiples opciones y eligiendo la expresión más inesperada pero veraz para el personaje y el momento.
6. Evita la escritura literal; el diálogo debe sugerir, no declarar
El diálogo debe sugerir, no explicar, su subtexto.
Muestra, no digas. La escritura literal expone explícitamente los pensamientos y sentimientos completos de un personaje, eliminando el subtexto y haciendo el diálogo plano e inactuable. Las personas reales rara vez dicen exactamente lo que piensan o sienten.
El trialogo. Una técnica poderosa para evitar la literalidad es el “trialogo”, donde dos personajes en conflicto canalizan su lucha a través de un “tercer elemento” (un objeto, idea, recuerdo u otro personaje) en lugar de confrontar directamente el problema central.
Conflicto e implicación. Cuanto mayor es el conflicto y la presión, más tienden los personajes a implicar en lugar de declarar sus verdaderas intenciones y sentimientos, obligando al lector o audiencia a leer entre líneas.
7. Los problemas de diálogo son fundamentalmente problemas de historia y diseño de escena
Los problemas de diálogo son problemas de historia.
El subtexto es fundamental. El diálogo débil suele originarse en fallas en la estructura subyacente de la historia, la motivación del personaje o el diseño de la escena, no solo en malas elecciones de palabras. Corregir el diálogo requiere abordar estos problemas profundos.
Progresión de la escena. Las escenas deben avanzar mediante momentos de acción y reacción, cada uno superando al anterior, construyendo hasta un punto de inflexión donde el valor en juego cambia de carga. Repeticiones o ausencia de punto de giro vuelven el diálogo aburrido.
Pasos conductuales. El comportamiento del personaje, incluido el diálogo, sigue pasos: deseo, percepción de antagonismo, elección de acción, acción/reacción y expresión. Comprender estos pasos es crucial para escribir diálogos veraces.
8. El diálogo específico de cada personaje se construye sobre una voz y vocabulario únicos
Idealmente, cada personaje es un diccionario ambulante de su propia colección única de palabras.
La voz es un resultado. Una voz distintiva no se crea conscientemente; surge naturalmente de la mezcla única de personalidad, experiencia, conocimiento, cultura y estado emocional del personaje.
El vocabulario revela al personaje. Las elecciones léxicas de un personaje (sustantivos, verbos, modificadores) revelan su conocimiento, trasfondo y personalidad. Un vocabulario específico y rico en imágenes hace transparente la vida interior del personaje.
Cultura y locución. El trasfondo cultural, la educación y las experiencias vitales de un personaje moldean su locución—su manera particular de nombrar las cosas y modificar esos nombres—creando un estilo verbal único.
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Reseñas
Diálogo, de Robert McKee, recibe elogios destacados por parte de sus lectores, con una calificación promedio de 4.32 sobre 5. Muchos consideran que es una lectura imprescindible para escritores, ya que ofrece conocimientos invaluables sobre cómo crear diálogos efectivos y subtextos profundos. Su análisis exhaustivo y los ejemplos prácticos que presenta son ampliamente valorados. Algunos lectores lo encuentran académico y denso, pero la mayoría coincide en que sus enseñanzas son fundamentales para mejorar las habilidades de escritura. Aunque se señalan ciertas críticas, como la repetitividad y un tono que en ocasiones puede parecer condescendiente, en general, el libro es altamente recomendado para escritores serios en diversos medios.
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