Puntos clave
1. La ética se trata de cuidar e intentar, no de la perfección
Intenta de nuevo. Falla de nuevo. Falla mejor.
Abraza el fracaso. El camino para convertirse en una mejor persona está lleno de errores y pasos en falso. Lo que más importa es que nos preocupemos por hacer lo correcto y sigamos intentando mejorar. La perfección ética es imposible, pero el esfuerzo continuo y la reflexión están al alcance de todos.
Aprende de los errores. Cada fracaso ético es una oportunidad para crecer y afinar nuestra brújula moral. Al analizar nuestros errores y entender por qué no cumplimos con nuestras expectativas, podemos desarrollar mejores habilidades de toma de decisiones para futuros desafíos. La clave es mantener una mentalidad de crecimiento, viendo los contratiempos como peldaños en lugar de obstáculos.
Enfócate en el progreso, no en la perfección. En lugar de castigarnos por cada desliz moral, deberíamos celebrar pequeñas victorias y mejoras incrementales. Reconocer nuestro progreso, por pequeño que sea, puede motivarnos a seguir avanzando en nuestro viaje ético.
2. Ética de la virtud: Desarrolla buenos rasgos de carácter
Nos volvemos justos al realizar acciones justas, templados al realizar acciones templadas, valientes al realizar acciones valientes.
La práctica hace al maestro. La ética de la virtud de Aristóteles enfatiza la importancia de cultivar rasgos de carácter positivos a través de la acción repetida. Al actuar consistentemente de maneras que encarnen virtudes como el coraje, la honestidad y la compasión, gradualmente internalizamos estas cualidades y las hacemos parte de nuestra identidad central.
Encuentra el término medio. Aristóteles propuso que las virtudes se encuentran en el punto medio entre dos extremos. Por ejemplo:
- El coraje es el punto medio entre la cobardía y la imprudencia
- La generosidad equilibra la avaricia y el despilfarro
- La honestidad se sitúa entre la falsedad y la franqueza brutal
Desarrollar virtudes requiere que encontremos el equilibrio adecuado, evitando tanto la deficiencia como el exceso en nuestros comportamientos y actitudes.
Busca modelos a seguir y mentores. Rodearnos de personas que ejemplifican las virtudes a las que aspiramos puede proporcionar inspiración y orientación. Al observar y emular su comportamiento, podemos acelerar nuestro propio desarrollo de carácter y obtener ideas para enfrentar desafíos éticos.
3. Utilitarismo: Maximizar la felicidad para el mayor número
La fórmula es simple: cualquier dinero que estés gastando en lujos, no en necesidades, debería ser donado.
Calcula el impacto neto positivo. El utilitarismo juzga la moralidad de una acción basándose en sus consecuencias, específicamente en cuánta felicidad o sufrimiento produce. Al enfrentar dilemas éticos, debemos esforzarnos por elegir la opción que cree el mayor bien para el mayor número de personas.
Considera los efectos a largo plazo. Aunque los resultados inmediatos son importantes, el pensamiento utilitarista también requiere que ponderemos los efectos a largo plazo de nuestras elecciones. Una acción que proporciona placer a corto plazo pero conduce a un mayor sufrimiento a largo plazo se consideraría poco ética desde esta perspectiva.
Cuidado con la trampa de la "bomba de felicidad". Llevado al extremo, el utilitarismo puede llevar al autosacrificio hasta el punto de convertirse en una "bomba de felicidad" para los demás. Es importante equilibrar nuestra obligación de maximizar el bienestar general con el mantenimiento de nuestra propia integridad y capacidad para contribuir positivamente al mundo.
4. Deontología: Sigue reglas morales universales
Actúa solo según aquella máxima que puedas, al mismo tiempo, querer que se convierta en una ley universal.
Establece principios universales. La ética deontológica de Kant enfatiza seguir reglas morales que podrían aplicarse a todos, independientemente de las circunstancias. Antes de tomar una acción, pregúntate: "¿Qué pasaría si todos hicieran esto?" Si la respuesta llevaría a un mundo indeseable o ilógico, la acción probablemente sea poco ética.
Respeta la dignidad humana. Un aspecto clave de la ética kantiana es tratar a las personas como fines en sí mismas, nunca meramente como medios para un fin. Este principio nos recuerda respetar el valor inherente y la autonomía de cada individuo, en lugar de utilizarlos únicamente para nuestros propios propósitos.
Actúa por deber, no por inclinación. La deontología sostiene que el valor moral de una acción proviene de la intención detrás de ella, no de sus consecuencias. Hacer lo correcto porque es nuestro deber, en lugar de porque nos hace sentir bien o nos beneficia personalmente, se considera más éticamente loable.
5. Contractualismo: Acordar principios mutuamente aceptables
Lo que nos debemos unos a otros.
Busca un terreno común. El contractualismo propone que los principios éticos deben ser aquellos que nadie podría rechazar razonablemente. Este enfoque nos anima a considerar las perspectivas de los demás y encontrar pautas morales que puedan ser aceptadas universalmente, incluso por personas con diferentes antecedentes y creencias.
Equilibra intereses individuales y colectivos. Al determinar lo que nos debemos unos a otros, el contractualismo requiere que ponderemos nuestros deseos personales contra las necesidades de la sociedad en su conjunto. El objetivo es establecer reglas con las que todos puedan vivir, incluso si no siempre son ideales para un individuo en particular.
Renegocia constantemente. A medida que la sociedad evoluciona y surgen nuevos desafíos éticos, el "contrato" de principios morales aceptables debe ser continuamente reevaluado y actualizado. Este proceso continuo de deliberación ética y compromiso es esencial para mantener una sociedad justa y armoniosa.
6. Existencialismo: Asume la responsabilidad de tus elecciones
El hombre está condenado a ser libre.
Abraza la libertad radical. La filosofía existencialista enfatiza que somos, en última instancia, responsables de nuestras propias elecciones y acciones. No hay una esencia predeterminada ni un poder superior que dicte nuestro camino: nos creamos a nosotros mismos a través de nuestras decisiones y debemos asumir las consecuencias.
Encuentra significado en un mundo absurdo. Existencialistas como Camus argumentan que la vida no tiene un significado inherente, pero podemos crear nuestro propio propósito a través de nuestras elecciones y compromisos. Esta perspectiva puede ser tanto liberadora como desalentadora, requiriéndonos participar activamente en la formación de nuestras identidades y valores.
Actúa auténticamente. El existencialismo nos anima a vivir de acuerdo con nuestro verdadero yo, en lugar de conformarnos a las expectativas sociales o escondernos detrás de personalidades inauténticas. Esto a menudo implica enfrentar verdades difíciles y tomar decisiones desafiantes, pero conduce a una existencia más genuina y satisfactoria.
7. El contexto importa: Considera las circunstancias individuales
Hay muchas personas en el mundo hoy que viven en condiciones terribles de pobreza y violencia... lo que hace irrazonable esperar que reflexionen y critiquen las lecciones que les enseñan los modelos a seguir que tienen.
Reconoce el privilegio y la desventaja. Al evaluar el comportamiento ético, es crucial considerar las circunstancias y limitaciones que enfrentan las personas. Aquellos nacidos en la pobreza, la opresión o con oportunidades limitadas pueden enfrentar desafíos mucho mayores al tomar decisiones éticas que aquellos con más ventajas.
Ajusta las expectativas en consecuencia. Si bien debemos esforzarnos por mantener altos estándares éticos, es importante reconocer que no todos tienen la misma capacidad o recursos para participar en el razonamiento moral. Debemos ser más comprensivos con los deslices éticos de aquellos que enfrentan dificultades severas, mientras que mantenemos a aquellos con mayor privilegio a un estándar más alto.
Trabaja para nivelar el campo de juego. Reconocer el papel de las circunstancias en la ética debería motivarnos a abordar las desigualdades sistémicas y crear más oportunidades para que todos desarrollen sus capacidades morales. Esto podría implicar apoyar la educación, luchar contra la pobreza o trabajar para desmantelar sistemas opresivos.
8. Disculpa sinceramente cuando cometas errores
Disculparse importa.
Asume la responsabilidad. Cuando hemos actuado de manera poco ética o causado daño, una disculpa sincera es crucial para la sanación y el crecimiento. Esto significa reconocer plenamente nuestra falta, sin poner excusas o desviar la culpa hacia otros.
Muestra un verdadero arrepentimiento. Una disculpa significativa implica demostrar que entendemos el impacto de nuestras acciones y sentimos un verdadero pesar por el daño causado. Esto a menudo requiere empatizar con aquellos a quienes hemos herido y reflexionar sobre cómo podemos mejorar en el futuro.
Haz las paces. Las palabras por sí solas a menudo no son suficientes: una disculpa completa debe incluir pasos concretos para corregir el error y prevenir errores similares en el futuro. Esto podría implicar:
- Ofrecer restitución o compensación
- Cambiar nuestro comportamiento en el futuro
- Trabajar para reparar relaciones dañadas
- Usar la experiencia para educar a otros y promover un cambio positivo
9. Ten cuidado con el agotamiento moral y la complacencia
Intentar hacer lo correcto todo el tiempo es—y voy a usar un término filosófico bastante técnico aquí, así que ten paciencia conmigo—un gran dolor en el trasero.
Reconoce el desafío. Mantener altos estándares éticos en todos los aspectos de la vida puede ser mental y emocionalmente agotador. Es importante reconocer esta dificultad y no desanimarse cuando no cumplimos con nuestras expectativas o nos sentimos abrumados.
Permítete ocasionalmente "cruzar la calle moralmente". Si bien debemos esforzarnos por ser éticos en todas nuestras acciones, es poco realista y potencialmente dañino obsesionarse con cada decisión menor. Ocasionalmente doblar pequeñas reglas o tomar atajos éticos en asuntos triviales puede ayudar a preservar nuestra energía para elecciones morales más significativas.
Protege contra el deslizamiento hacia la apatía. El reverso del agotamiento moral es la tentación de renunciar por completo a intentar ser ético. Debemos estar atentos contra esta pendiente resbaladiza, recordándonos la importancia de nuestras elecciones y el impacto positivo que podemos tener al seguir preocupándonos e intentando.
10. Cuestiona y mejora constantemente tu pensamiento ético
Conócete a ti mismo. Nada en exceso.
La autorreflexión es clave. Desarrollar un razonamiento ético sólido requiere introspección y autoconciencia continuas. Examina regularmente tus motivaciones, sesgos y los principios subyacentes que guían tus elecciones.
Busca perspectivas diversas. Exponerte a diferentes marcos éticos y puntos de vista puede ampliar tu comprensión y refinar tu razonamiento moral. Participa en discusiones con personas que tienen creencias diferentes, lee ampliamente sobre ética y considera cómo varios enfoques filosóficos podrían aplicarse a situaciones del mundo real.
Aplica la ética a la vida cotidiana. No reserves el razonamiento moral solo para decisiones importantes o crisis. Practica aplicar el pensamiento ético a pequeñas decisiones cotidianas para fortalecer tus músculos de toma de decisiones y crear un carácter más consistentemente virtuoso. Algunas formas de hacer esto incluyen:
- Cuestionar las implicaciones éticas de tus elecciones de consumo
- Considerar el impacto de tus palabras y acciones en los demás
- Reflexionar sobre cómo puedes ser una fuerza más positiva en tu comunidad
- Desafiarte a actuar con integridad incluso cuando nadie está mirando
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Reseñas
Cómo ser perfecto recibe críticas mixtas. Muchos elogian su enfoque accesible a la filosofía moral, combinando humor con conceptos éticos complejos. Los aficionados al programa de televisión de Schur "The Good Place" lo disfrutan especialmente. Algunos lo encuentran entretenido y provocador, mientras que otros critican su sesgo liberal y su tratamiento superficial de las ideas filosóficas. El audiolibro narrado por Schur y el elenco de "The Good Place" es altamente recomendado. En general, los lectores aprecian el intento de Schur de hacer que la ética sea más cercana, aunque algunos consideran que el humor es forzado y los argumentos carecen de profundidad.