Puntos clave
1. La Vida Cristiana Normal es Sobrenatural.
No es normal que un cristiano no tenga apetito por lo imposible.
Hambre de lo imposible. Los cristianos están diseñados con un ADN espiritual que anhela que lo imposible se someta al nombre de Jesús. Esto significa esperar y experimentar señales y maravillas sobrenaturales como parte natural de la vida cotidiana, no solo como eventos excepcionales. La ausencia de milagros no es la voluntad de Dios, sino a menudo el resultado de nuestro pensamiento limitado.
Gente común, Padre extraordinario. Las historias de sanidad y transformación que se comparten no se deben a personas excepcionales, sino a gente común que sirve a un Dios extravagante. Simplemente hicieron espacio para Dios, confiaron en Su bondad y tomaron riesgos que Dios honró con resultados extraordinarios. Esto demuestra que cualquiera puede vivir una vida donde el cielo invade la tierra.
El poder no admite excusas. Las excusas para la impotencia son inaceptables porque nuestro mandato es claro: levantar una generación que muestre abiertamente el poder crudo de Dios. Este camino requiere una mente renovada, posible solo a través de una búsqueda desesperada del Espíritu Santo, que conduce a un evangelio auténtico del Reino. El Reino no es solo palabra, sino poder.
2. Jesús Modeló una Vida Dependiente del Espíritu Santo.
Si Él hizo milagros porque era Dios, entonces serían inalcanzables para nosotros. Pero si los hizo como hombre, soy responsable de seguir Su estilo de vida.
Los límites autoimpuestos de Jesús. Jesús eligió vivir con las mismas limitaciones humanas que enfrentamos, sin capacidades sobrenaturales propias como hombre. Él declaró explícitamente: "El Hijo no puede hacer nada por sí mismo." Esto fue crucial para que Sus milagros, maravillas y señales, realizados como hombre en relación correcta con Dios y dependiente del Espíritu Santo, fueran un modelo para nosotros.
Nuestro potencial es Su estilo de vida. Si Jesús hizo milagros como Dios, estarían fuera de nuestro alcance. Pero porque los hizo como hombre, somos responsables de perseguir Su estilo de vida de completa dependencia del Espíritu Santo. Nuestra humanidad, limpiada por la sangre de Cristo, ahora se distingue por cuán dispuestos estamos a vivir dependientes del Espíritu.
Comisión restaurada. La humanidad fue originalmente comisionada para someter la tierra, extendiendo el dominio de Dios. Esta autoridad se perdió por el pecado, pero fue recuperada por Jesús. Su declaración, "Toda autoridad me ha sido dada... Id, pues," significa que Él la recuperó para que la usáramos. Estamos restaurados a Su plan de gobernar, haciendo valer la victoria de Calvario al destruir las obras del diablo con el poder que hemos recibido.
3. El Arrepentimiento es Cambiar la Mente para Ver el Reino.
La mayoría de los cristianos se arrepienten lo suficiente para ser perdonados, pero no lo suficiente para ver el Reino.
Más allá del dolor por el pecado. El arrepentimiento es más que sentir pena por el pecado o apartarse de él; significa fundamentalmente cambiar la forma de pensar. Esta transformación mental es esencial para descubrir y captar el enfoque del ministerio de Jesús: el Reino de los Cielos está cerca. Se trata de rendirse a la gracia para renovar la mente.
Ver lo invisible. Cambiar nuestro pensamiento nos permite percibir el Reino, que está aquí y ahora, aunque en el ámbito invisible. Esta conciencia nos ayuda a resistir los intentos del enemigo de anclarnos al mundo visible. Nacer de nuevo nos habilita para ver desde el corazón, y el verdadero arrepentimiento visualiza Su Reino, haciéndonos colaboradores que destruyen las obras del diablo.
Vivir desde una realidad superior. El ámbito invisible es superior al natural, y la fe está anclada allí. Las Bienaventuranzas de Jesús describen las actitudes de una mente arrepentida, las "lentes" a través de las cuales se ve el Reino. Estas actitudes, potenciadas por la gracia, nos permiten acceder a Su mundo invisible y experimentar Su dominio, ilustrando que el Reino llega en la presencia del Espíritu.
4. La Fe Nos Ancla en la Realidad Invisible Superior.
La incredulidad es fe en lo inferior.
La fe ve lo invisible. La fe es el espejo del corazón que refleja las realidades del Reino invisible, actualizando lo que percibe. Vive desde lo invisible hacia lo visible, en contraste con las limitaciones de la vista natural. Jesús esperaba que todos vieran desde el corazón, juzgando como hipócritas a quienes no discernían los tiempos espirituales, implicando que esta capacidad es dada a todos.
Superioridad de lo invisible. El ámbito invisible es superior al natural, dominándolo tanto positiva como negativamente. La fe está anclada en esta realidad invisible, mientras que la incredulidad está anclada en lo visible o razonable sin Dios, honrando lo natural como superior. El materialismo, más allá de acumular bienes, es fe en el mundo natural como la realidad superior.
La fe es activa y violenta. La fe no es ausencia de duda, sino presencia de creencia, una fuerza activa y agresiva que toma por asalto la realidad del Reino y la hace chocar con el mundo natural. Esta "violencia" toma el Reino por la fuerza, ya sea mediante una presión silenciosa o un clamor fuerte. La fe empodera, conectando el poder disponible del cielo con las circunstancias terrenales, haciendo posible lo imposible.
5. La Oración Trae la Realidad del Cielo a la Tierra.
Si quieres algo de Dios, tendrás que orar hacia el cielo.
Orar para que el cielo descienda. El Modelo de Oración del Señor es la instrucción más clara sobre cómo traer la realidad del cielo a la tierra. Tiene dos prioridades: intimidad con Dios expresada en adoración ("Santificado sea tu nombre") y traer Su Reino a la tierra ("Venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo"). La oración bíblica siempre está ligada a la obediencia radical.
El cielo marca el estándar. Orar "Venga tu Reino" significa pedir a Dios que superponga las reglas, el orden y los beneficios del cielo sobre la tierra hasta que parezca Su mundo. Esto aplica a todas las áreas:
- Pan diario: provisión abundante, como en el cielo.
- Perdón: relaciones modeladas según el perdón celestial.
- Liberación del mal: libertad de la tentación y del maligno, como en el cielo.
Cuando Su gobierno choca con la oscuridad (pecado, enfermedad, demonios), Su mundo gana.
La oración es el vehículo. Dios ha elegido actuar en los asuntos humanos en respuesta a la oración. Somos Su autoridad delegada en la tierra, y la oración es el vehículo para Su invasión. Quienes no oran permiten que la oscuridad siga gobernando. La mayor mentira del enemigo ataca el propósito y efecto de la oración, intentando privarnos de esta poderosa herramienta.
6. El Espíritu Santo es el Agente de la Invasión del Reino.
El Espíritu Santo es el agente del cielo que hace posibles estos encuentros.
Superando al más grande. Jesús afirmó que el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que Juan el Bautista, el más grande profeta del Antiguo Testamento. Este nuevo estándar es posible mediante el bautismo en el Espíritu Santo, que el mismo Juan necesitaba. Este bautismo hace disponible un estilo de vida de poder y dominio que supera todo lo conocido bajo el Antiguo Pacto.
Plenitud para desbordar. El bautismo en el Espíritu Santo no es solo un evento único, sino la entrada a un estilo de vida de poder, que requiere muchas llenuras porque "perdemos". El objetivo final de Dios es que los creyentes desborden con Su plenitud, no solo hablar en lenguas. Este desbordamiento, liberado por la fe y la compasión, despoja fortalezas del infierno y toma posesión para la gloria de Dios.
La presencia aterroriza al infierno. El Espíritu Santo abarca el Reino, haciendo valer la señoría de Jesús y marcando territorio con libertad. El ministerio ungido provoca un choque entre el mundo de las tinieblas y el mundo de la luz, donde la luz siempre triunfa de inmediato. El Espíritu Santo no tiene heridas de batalla; Jesús es Señor. Su presencia aterroriza al infierno porque trae la realidad de Su dominio.
7. La Unción Nos Equipa para Destruir las Obras del Diablo.
Los espíritus del infierno están en guerra contra la unción, porque sin ella la humanidad no representa amenaza para su dominio.
Cristo significa Ungido. "Cristo" no es el apellido de Jesús, sino un título que significa "Ungido," señalando una experiencia. Jesús, como hombre, recibió la unción del Espíritu Santo para vivir más allá de los límites humanos y destruir las obras del diablo. Esta unción es el equipo necesario para el ministerio sobrenatural, vinculando a Jesús el hombre con el poder divino requerido para revelar al Padre y Su reino.
El anticristo se opone a la unción. El espíritu "anticristo" está contra el "Ungido." Trabaja para influir en los creyentes a rechazar la unción del Espíritu Santo, reduciendo el evangelio a mera intelectualidad sin encuentro sobrenatural. Este espíritu tolera hablar de poder pasado, pero niega su disponibilidad presente, trabajando contra la fe al anclar la confianza en la razón humana en lugar de en la presencia capacitadora de Dios.
La unción transforma. La unción es la presencia tangible del Espíritu Santo sobre alguien para empresas sobrenaturales. No solo equipa para el ministerio, sino que también transforma el vaso por donde fluye, como se vio cuando el Espíritu vino sobre Saúl y "lo convirtió en otro hombre." Este encuentro con la unción es clave para el crecimiento personal y la victoria sobre defectos de carácter.
8. La Enseñanza Debe Conducir a Encuentros con Dios.
Cualquier revelación de la Palabra de Dios que no nos lleve a un encuentro con Dios solo sirve para hacernos más religiosos.
Enseñar y hacer. Jesús, el maestro modelo, nunca separó la enseñanza de la acción. Combinó la proclamación del evangelio con señales y maravillas, y mandó a Sus discípulos hacer lo mismo. Los maestros deben instruir para explicar lo que acaban de hacer o están por hacer, dejando espacio para que Dios se mueva a través de la acción, no solo de las palabras.
La experiencia valida la verdad. Solo conocer la verdad no es suficiente; debe cambiar las circunstancias para bien. La enseñanza debe ir seguida de acción que permita a Dios moverse. La experiencia personal con el poder de Dios es crucial; sin ella, el conocimiento puede llevar al orgullo. Moverse en lo imposible mediante la dependencia de Dios corta de raíz el orgullo y construye verdadera fe.
Poder versus palabras. El Reino de Dios no está en palabra (logos) sino en poder (dunamis). Pablo advirtió a la iglesia de Corinto contra maestros con muchas palabras pero poco poder, contrastándolos con padres espirituales que demuestran poder. El cristianismo es una relación, no una filosofía. Los encuentros con Dios hacen poderosos los conceptos, y debemos exigir esto de nosotros mismos buscando hasta encontrar.
9. Nuestra Identidad es "Como Él es, Así Somos Nosotros en Este Mundo".
Mientras la mayoría de la Iglesia aún intenta ser como Jesús fue, la Biblia declara: "Como Él es, así somos nosotros en este mundo."
Más allá del siervo sufriente. La declaración "Como Él es, así somos nosotros en este mundo" se refiere a Jesús en Su estado triunfante, resucitado, ascendido y glorificado, no solo al siervo sufriente que iba a la cruz. El Espíritu Santo fue enviado específicamente para formarnos a la imagen del Hijo glorificado, capacitándonos para alcanzar "la medida de la estatura de la plenitud de Cristo."
Poder de la resurrección. La vida cristiana se encuentra por causa de la Cruz, energizada por Su poder de resurrección. Su sangre perdonó nuestra deuda, pero Su resurrección nos trajo abundancia. Esto cambia nuestra identidad de simples "pecadores salvos por gracia" a herederos de Dios, llamados a vivir un estilo de vida empoderado por la resurrección, no solo por la negación propia.
Abrazando Su naturaleza. Ser "como Él es" implica abrazar características clave de Su estado glorificado:
- Gloria: Su presencia manifestada reposando sobre nosotros, haciendo gloriosa a la Iglesia.
- Poder: Estar revestidos con la capacidad del Espíritu Santo (dunamis) para el ministerio sobrenatural.
- Triunfo: Vivir desde Su victoria asegurada sobre el infierno, el pecado y el diablo.
- Santidad: Revelar la belleza de la naturaleza de Dios mediante una vida separada del mal.
Esta identidad establece seguridad y audacia para enfrentar el mundo.
10. La Guerra Espiritual es una Invasión Ofensiva.
El verdadero cristiano es un guerrero real.
Ofensiva, no defensa. La Iglesia ha estado demasiado enfocada en reaccionar a los planes del diablo, jugando a la defensiva. La Gran Comisión nos pone a la ofensiva; tenemos la pelota y debemos llevarla eficazmente, haciendo irrelevantes los planes del enemigo. Debemos dejar de distraernos con sus artimañas y de hablar de lo que está mal por su causa.
Principios bíblicos de guerra. La guerra espiritual efectiva implica entender principios clave:
- Dios solo nos lleva a batallas que estamos equipados para ganar; la obediencia es el lugar más seguro.
- Dios prepara una mesa para nosotros en presencia de nuestros enemigos, enfatizando la intimidad sobre la intensidad de la guerra.
- Rehusar el miedo aterroriza al enemigo; la confianza en Dios es señal de su destrucción.
- La sumisión a Dios es clave para el triunfo personal y hacer valer la victoria de Calvario.
- La Iglesia está en ataque, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
Dios provoca oposición. A veces Dios aumenta a Su pueblo y lo hace más fuerte que sus enemigos, luego provoca el odio del enemigo. Esto no es para crear problemas, sino porque se deleita en ver al diablo derrotado por quienes fueron hechos a Su imagen y eligen una relación de amor con Él. Somos Su autoridad delegada, ejecutando juicio escrito.
11. La Impotencia es Costosa; Los Milagros Revelan la Naturaleza de Dios.
Sin embargo, una Iglesia sin poder cuesta mucho más en sufrimiento humano y almas perdidas.
Revelando la naturaleza de Dios. Las señales y maravillas son esenciales porque revelan la naturaleza de Dios. Su ausencia roba una revelación preciosa a la humanidad. Le debemos al mundo un encuentro con Dios, que debe incluir gran poder. Representar a Dios sin demostrar Su poder sobrenatural es una gran deficiencia, pues lo sobrenatural es Su ámbito natural.
El poder expone y obliga. Los milagros exponen el pecado y llevan a la gente a una decisión, como cuando Pedro, tras la pesca milagrosa, exclamó: "Soy un hombre pecador." Jesús dijo que si no hubiera hecho obras poderosas, la gente no tendría pecado (es decir, su pecado no sería expuesto ni requeriría decisión). El poder elimina el terreno intermedio y fuerza la conciencia de Dios.
Beneficios de lo milagroso. Más allá de revelar a Dios y exponer el pecado, las señales y maravillas:
- Traen valor, recordándonos las obras pasadas de Dios.
- Son clave para alcanzar "ciudades de pecado" que se arrepentirían si se expusieran al derramamiento.
- Liberan la gloria de Dios, desplazando la oscuridad con Su presencia.
- Dirigen a la gente a dar gloria a Dios y a glorificarle.
- Unifican generaciones al proveer testimonios compartidos de la actividad de Dios.
- Afirman la identidad de Jesús y validan a la Iglesia.
- Ayudan a la gente a oír y obedecer la palabra de Dios.
12. Infiltrar la Sociedad con el Reino es Nuestro Mandato.
Cualquier evangelio que no funcione en el mercado, no funciona.
Influencia de la levadura. El Reino de Dios es como la levadura, que influye sutil pero poderosamente en su entorno. Esta parábola ilustra la capacidad del Reino para infiltrar y transformar la sociedad, no que la Iglesia sea corrompida por el pecado. Dios pretende colocar a los creyentes en las situaciones más oscuras para mostrar Su dominio, como el brillo de un diamante es más claro sobre terciopelo negro.
Ejemplos del Antiguo Testamento. Daniel y José son ejemplos proféticos de levadura en sistemas paganos oscuros (Babilonia y Egipto). A pesar de injusticias personales, mantuvieron devoción absoluta y propósito inquebrantable, demostrando el poder de la santidad y usando sus dones espirituales (profecía, sabiduría) para influir en reyes y salvar vidas. Su lealtad y perdón, incluso hacia quienes les hicieron daño, mostraron la pureza y poder del Reino.
Llevarlo al mercado. Jesús invadió todos los ámbitos de la sociedad, yendo donde se reunía la gente (aldeas, ciudades, mercados) y convirtiéndose en su centro. Debemos sacar el evangelio de poder de las paredes de la iglesia y llevarlo al mercado. Esto implica que los creyentes usen dones espirituales en sus trabajos, escuelas y comunidades, demostrando el amor y poder de Dios mediante servicio y milagros, probando que el evangelio funciona en todas partes.
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Reseñas
Cuando el Cielo Invade la Tierra ha recibido opiniones encontradas. Muchos lo consideran un libro que transforma vidas, inspirando una fe más profunda y una mayor expectativa de milagros. Valoran especialmente el énfasis de Johnson en el poder de Dios y en la manifestación del cielo en la tierra. Sin embargo, sus críticos sostienen que interpreta erróneamente las Escrituras, promueve una teología peligrosa y antepone la experiencia personal a la verdad bíblica. Algunos lectores encuentran su estilo de escritura confuso y sus conceptos difíciles de comprender. Las enseñanzas del libro sobre la divinidad de Cristo y el papel de los milagros en el cristianismo resultan especialmente controvertidas. En conjunto, los lectores lo perciben como una obra que, o bien transforma profundamente, o bien presenta serios problemas, sin puntos intermedios.