Puntos clave
1. La liberación es la misericordia de Dios y tu derecho al descanso.
La liberación está diseñada para conducirte al descanso.
La misericordia del pacto de Dios. La liberación es una expresión directa de la misericordia y compasión de Dios, arraigada en Su fidelidad al pacto mediante Jesucristo. No depende de tu desempeño, sino de la bondad amorosa y la lealtad de Dios a Sus promesas. Esta misericordia, inicialmente dirigida a Israel, ahora está plenamente disponible para los gentiles a través del Nuevo Pacto en la sangre de Cristo.
Descanso de los enemigos. La liberación trae descanso (shalom), una paz integral que incluye prosperidad, seguridad, salud y abundancia. Este descanso no es solo para el cielo, sino una realidad presente para los creyentes. Tienes un derecho de pacto a la paz y no estás destinado a vivir rodeado constantemente de conflictos y confusión.
Jesús trae shalom. Jesús, el Príncipe de Paz, fue herido para nuestra paz, haciendo accesible el shalom de Dios a todos los que creen. Tienes la autoridad y las armas para luchar y mantener esta paz. Rehúsa ser atormentado; declara tu derecho de pacto al shalom.
2. Sí, los cristianos pueden necesitar liberación.
No caigas en la mentira de que los cristianos no pueden tener demonios.
La liberación es el pan de los hijos. Jesús llamó a la liberación “el pan de los hijos”, indicando que es una parte necesaria de la dieta espiritual del creyente, no solo para los no salvos. Negligir la liberación conduce a la desnutrición espiritual, debilidad y vulnerabilidad al ataque demoníaco. Los pastores son responsables de alimentar al rebaño con este pan.
Señales de que puedes necesitar ayuda. Aunque tu espíritu nacido de nuevo está sellado, los demonios aún pueden influir en tu alma (mente, voluntad, emociones) y cuerpo. Indicadores comunes de que podrías necesitar liberación incluyen problemas persistentes como:
- Problemas emocionales (depresión, rechazo, ira)
- Problemas mentales (confusión, miedo, paranoia)
- Adicciones (sustancias, comida, hábitos)
- Enfermedades físicas (enfermedades crónicas vinculadas a espíritus)
- Problemas en relaciones (ataduras de alma impías, control)
- Involucramiento en lo oculto (pasado o presente)
Los demonios usan puertas abiertas. Los demonios ganan terreno legal por diversos medios, a menudo desde la infancia o a través del pecado, trauma, maldiciones o relaciones impías. Identificar estas “puertas” es el primer paso para cerrarlas y expulsar al enemigo. Buscar ayuda de ministros experimentados es sabio para problemas arraigados.
3. Tienes autoridad para la auto-liberación.
Sacúdete el polvo, levántate y siéntate, oh Jerusalén; desátate de las ataduras de tu cuello, oh hija cautiva de Sion.
Desátate de la esclavitud. Como creyente, se te ha dado poder y autoridad en el nombre de Jesús para desatarte de diversas ataduras. Esto incluye sacudirte el polvo del pasado, ataduras impías del alma, recuerdos dolorosos, falta de perdón, dolor emocional, esclavitud oculta, ataques mentales y más.
Ejercita tu autoridad. Jesús nos instruyó a sacar la viga de nuestro propio ojo, usando la misma palabra (ekballō) que para echar fuera demonios. Aunque casos severos pueden requerir ayuda, puedes practicar la auto-liberación mediante:
- Confesar la Palabra de Dios sobre tu vida
- Orar oraciones autoritativas
- Renunciar a pactos con el enemigo
- Tomar responsabilidad espiritual por tu bienestar
Poder de atar y desatar. Jesús dio a los creyentes las llaves del reino, otorgando autoridad para atar en la tierra lo que está atado en el cielo y desatar en la tierra lo que está desatado en el cielo. Esta autoridad legal te permite detener las obras de las tinieblas y liberarte de su dominio. Usa este poder por fe, no solo por sentimiento.
4. Ministrar liberación requiere compasión y virtud.
Los milagros nacen de la compasión y la misericordia.
Movidos por la compasión. El ministerio efectivo fluye de un corazón compasivo, un profundo sentimiento de aflicción por el sufrimiento ajeno que te impulsa a actuar. Jesús siempre se compadecía de los enfermos y endemoniados, demostrando la naturaleza de Dios. Esta compasión es una fuerza poderosa que impulsa sanidad y liberación.
Virtud y excelencia moral. La virtud (dunamis — poder, energía milagrosa; también excelencia moral) es esencial. Así como el poder fluía de Jesús, puede fluir a través de creyentes que cultivan excelencia moral e integridad. Esta virtud, aumentada por la oración y el ayuno, expulsa enfermedades y espíritus malignos.
Sanidad y liberación vinculadas. Muchas dolencias y enfermedades son causadas por espíritus malignos. Ministrar sanidad a menudo implica echar fuera espíritus de enfermedad. La sanidad puede venir por varios medios:
- Imposición de manos (transfiriendo virtud)
- Liberación (echando fuera espíritus de enfermedad)
- Romper maldiciones (enfermedades generacionales)
- Aceite de unción (rompiendo yugos)
- Fe (hablar a montañas)
- La Palabra (enviada para sanar)
Restaurando a los desgarrados. Muchas personas están destrozadas por el enemigo a través de traumas, relaciones rotas o ataques demoníacos. Ministrar liberación implica no solo expulsar espíritus, sino también orar por sanidad y restauración para recomponer lo que ha sido desgarrado.
5. Identifica al enemigo para derrotarlo.
Identificar al enemigo es clave para echarlo fuera.
Los nombres revelan la naturaleza. Los demonios son personalidades, no solo cosas, y sus nombres identifican su carácter y función (por ejemplo, Legión, espíritu de enfermedad, espíritu de rechazo). Jesús preguntó el nombre del demonio para identificarlo y echarlo fuera. Conocer el nombre o función del enemigo te da poder sobre él en el nombre de Jesús.
Los demonios se ocultan en la oscuridad. Los espíritus malignos son “gobernantes de las tinieblas”, lo que significa que su autoridad depende de la ignorancia y la oscuridad espiritual. Exponerlos por nombre o función trae luz, disipa la oscuridad y rompe su poder. No temas hablar del diablo; lo estás exponiendo, no exaltando.
Sácalos de su escondite. Como los reyes que se ocultaban en la cueva de Josué, los demonios se esconden en partes del ser de una persona (mente, cuerpo, emociones, apetito, carácter sexual). Mándales “¡Salgan!” de sus escondites. Usualmente se manifiestan por la boca o nariz al salir, a veces con reacciones físicas.
Liberación progresiva. La liberación suele ser un proceso progresivo, “poco a poco”, a medida que creces en fuerza y posees más terreno. No te desanimes si no es instantánea. Identifica al enemigo, rompe acuerdos con su operación y persiste en mandarlos salir basándote en tu autoridad en Cristo.
6. Tus armas son espirituales, no físicas.
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
Dios te equipa. Dios ha provisto armas espirituales para demoler fortalezas y reclamar tu herencia. Estas armas no son físicas sino divinamente poderosas. Dios entrena tus manos para la guerra y tus dedos para la batalla.
Armas espirituales clave:
- La Palabra de Dios: La espada del Espíritu, poderosa para romper fortalezas y exponer al enemigo. Confesar la Palabra edifica fe y libera el poder de Dios.
- La oración: Un arma poderosa contra las tinieblas. Orar la Palabra alinea tus oraciones con la voluntad de Dios y aumenta su eficacia. La oración persistente y llena de fe ejecuta juicio contra el enemigo.
- El ayuno: Humilla el alma, rompe el orgullo, vence la incredulidad y libera la unción de rompimiento para avanzar. Debilita la carne donde muchos espíritus obstinados están arraigados.
- Alabanza y adoración: Ata al hombre fuerte, confunde al enemigo, libera la presencia y gloria de Dios, y ejecuta juicio. La alabanza alta y la adoración profética son poderosas contra fuerzas demoníacas.
- La unción profética: Arranca, derriba, destruye y echa por tierra las obras del diablo, mientras edifica y planta el reino de Dios. Las palabras proféticas traen sanidad, liberación, dirección y preservación.
Autoridad en Cristo. Tu capacidad para usar estas armas proviene de tu posición en Cristo, sentado en lugares celestiales, por encima de todo poder demoníaco. Combina el poder del Espíritu Santo con la autoridad en el nombre de Jesús para derrotar al enemigo.
7. La oración y el ayuno rompen fortalezas obstinadas.
Pero este género no sale sino con oración y ayuno.
Enfrentando espíritus obstinados. Algunos demonios y fortalezas están profundamente arraigados y son resistentes, como malas hierbas tercas o gigantes como Goliat. Estos espíritus “de este género” requieren más que un simple mandato; requieren oración persistente y ayuno.
El ayuno debilita la carne. Muchos espíritus obstinados (como la lujuria, adicciones, amargura, ira, pobreza) están profundamente arraigados en la carne o en patrones generacionales. El ayuno somete la carne, debilitando el dominio del enemigo y fortaleciendo tu espíritu para el avance.
La guerra larga fortalece. A veces la liberación es una “guerra larga”. El enemigo quiere que te rindas, pero la persistencia es clave. En una guerra larga, tú creces en fuerza y el enemigo se debilita. Dios usa estas batallas para enseñarte a pelear, edificar tu fe y prepararte para ayudar a otros.
Golpea hasta destruir. No te conformes con victorias parciales. Como Eliseo instruyó a Joás a golpear el suelo, debes persistir en oración y ayuno hasta que el enemigo obstinado sea completamente destruido y no pueda reconstruirse. Odia la esclavitud lo suficiente para pelear hasta romperla.
8. Existen principados demoníacos específicos.
Él [Leviatán] mira a todo lo alto; es rey sobre todos los hijos de orgullo.
Espíritus gobernantes y sistemas. El reino de las tinieblas tiene espíritus gobernantes o “principados” sobre áreas y sistemas específicos. Identificar estos principados ayuda a enfocar tu guerra espiritual. Ejemplos incluyen:
- Doble ánimo: El plan de Satanás para destruir mediante la inestabilidad, arraigado en el rechazo y la rebelión. Se manifiesta como inconsistencia, indecisión y lealtades divididas.
- Leviatán: Rey del orgullo, manifestándose como terquedad, dureza de corazón, arrogancia, jactancia y resistencia a Dios y al pacto. Difícil de desalojar por sus “escamas” (otros espíritus protectores).
- Behemot: Representa sistemas grandes y opresivos (religiosos, políticos, económicos) que esclavizan multitudes, como el comunismo o el islam. Tiránico y resistente al evangelio.
- Beliar: Espíritu gobernante malvado que promueve la inutilidad, idolatría, inmundicia, perversión sexual, tramas malvadas, anarquía y ataques contra los ungidos de Dios.
Conoce la naturaleza de tu enemigo. Entender las características y operaciones comunes de estos principados (por ejemplo, el orgullo de Leviatán, la maldad de Beliar, el tamaño opresivo de Behemot) te ayuda a reconocer su influencia y aplicar armas espirituales específicas. No los subestimes, pero recuerda que el poder de Dios es mayor.
9. Mantén tu libertad mediante el dominio propio.
El dominio propio es la clave principal para mantener tu liberación.
La disciplina es esencial. La liberación es un don, pero mantenerla requiere dominio propio y disciplina. Un estilo de vida indisciplinado te deja vulnerable al regreso del enemigo. El dominio propio es como murallas alrededor de una ciudad, protegiéndote de la invasión.
Áreas que requieren dominio propio:
- Pensamientos (cuida tu mente con la Palabra de Dios)
- Apetitos (comida, sustancias, deseos)
- Palabra (controla tu lengua)
- Carácter sexual (disciplina tu cuerpo)
- Emociones (maneja la ira, tristeza, etc.)
- Temperamento (evita la impaciencia)
Estrategias para mantener la libertad:
- Lectura diaria de la Biblia y oración
- Comunión constante con creyentes
- Confesar la Palabra y rogar la sangre de Jesús
- Identificar y resistir viejos patrones de pensamiento
- Atar demonios y desatar ángeles guerreros
Sé vigilante. La mente es el campo de batalla. Mantente alerta, sobrio y vigilante contra pensamientos erróneos. Reprende inmediatamente los intentos del enemigo de restablecer viejos patrones. Tu autoridad en Cristo te permite resistir y mantenerte firme.
10. La liberación avanza el reino de Dios.
El propósito supremo de Dios es avanzar Su reino en la tierra, traer sanidad a las naciones y atraer a las personas a la relación con Él.
Mensaje y poder del reino. Jesús predicó y demostró el reino mediante sanidad y expulsión de demonios. Este es el modelo para la iglesia. La liberación no es solo para la libertad personal; es una herramienta vital para avanzar el reino de Dios en la tierra y llevar a las personas a la relación con Él.
Las naciones son tu herencia. La visión global de Dios es que Su reino se extienda hasta los confines de la tierra, trayendo sanidad y conformando culturas a los valores del reino (amor, santidad, integridad). Esto desafía el paganismo y la inmoralidad prevalentes en muchas culturas.
Descubre la necesidad. El miedo y la ignorancia han obstaculizado la comprensión y práctica de la liberación y la guerra espiritual en la iglesia. Recuperar estas verdades es esencial para que la iglesia sea empoderada por el Espíritu Santo y se convierta en una respuesta autoritativa a los problemas del mundo.
Mantente ceñido. Continúa estudiando la Palabra, proclamando la verdad y participando en la guerra espiritual. No rehúyas tu deber de alejar al enemigo. Mantente fuerte en el poder de Dios, viviendo vidas santas y avanzando el reino de generación en generación.
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Reseñas
Manual de Liberación y Guerra Espiritual ha recibido en su mayoría críticas positivas, destacando su enfoque integral sobre la guerra espiritual y la liberación. Muchos lectores lo consideran informativo, esclarecedor y fundamentado en la Biblia. Se valora especialmente la orientación práctica que ofrece, sus referencias escriturales y las percepciones acerca de las influencias demoníacas. Para algunos, es una lectura imprescindible para quienes se interesan en el ministerio de liberación. No obstante, algunas opiniones negativas cuestionan la interpretación bíblica del autor y sus afirmaciones sobre los demonios. En conjunto, el libro es visto como un recurso valioso para comprender y enfrentar las fuerzas espirituales.