Puntos clave
1. La vida temprana forjó una mentalidad contraria
“Quizás siempre tengo este programa de fondo funcionando donde intento pensar: ‘Está bien, ¿cuál es el opuesto de lo que estás diciendo?’ y luego lo pruebo”, dijo poco después de las elecciones de 2016.
Una perspectiva extranjera. Nacido en Alemania y pasando sus años formativos en la Sudáfrica del apartheid, Thiel experimentó desde temprano el desplazamiento y la diferencia. Sus padres, inmigrantes alemanes profundamente religiosos y conservadores, le inculcaron una visión severa del mundo y un sentido de ser un extraño en Estados Unidos, especialmente en el ambiente liberal de Cleveland y luego California. Este trasfondo fomentó un escepticismo inherente hacia las normas predominantes.
Ajedrez y control. Desde pequeño, Thiel destacó en el ajedrez, un juego que exige previsión estratégica, reconocimiento de patrones y la capacidad de anticipar los movimientos del adversario. Prefería el papel de maestro de mazmorras en Dungeons & Dragons, controlando la narrativa y la realidad para los demás. Estos intereses tempranos revelan un deseo de dominio intelectual y control, viendo las interacciones y sistemas como juegos para ser dominados.
Alienación temprana. Al mudarse con frecuencia y poseer un carácter intenso y carente de alegría, Thiel tuvo dificultades para conectar con sus compañeros. Su inteligencia y la percepción de superioridad lo convirtieron en blanco de burlas y acoso, especialmente en la San Mateo High School. Esta alienación, combinada con su educación conservadora en entornos liberales, consolidó una actitud de “Que se joda el mundo” y un complejo de víctima arraigado que moldearía sus estrategias políticas y empresariales posteriores.
2. Stanford alimentó la desilusión y las guerras culturales
“Él veía a los liberales como personas que no eran amables con él”, dijo un compañero de clase.
Decepción con la élite. A pesar de asistir a Stanford, una universidad de primer nivel, Thiel encontró el ambiente decepcionante y hostil. Esperaba rigor intelectual, pero se topó con lo que consideraba tonterías y corrección política. Esto alimentó su identidad conservadora, viendo la cultura liberal de la universidad como un agravio personal y un símbolo de un declive social más amplio.
Fundación del Stanford Review. Para combatir el dominio liberal percibido, Thiel cofundó el Stanford Review, un tabloide conservador. Esta iniciativa fue su primer esfuerzo emprendedor y una plataforma para ataques provocativos, a menudo crueles, contra el liberalismo del campus, el multiculturalismo y la “corrección política” percibida. También sirvió como un centro de networking para jóvenes conservadores afines que luego formarían el núcleo de su red profesional.
Abrazando la provocación. Las tácticas del Review, incluyendo la defensa de un estudiante que usó insultos homofóbicos y la publicación de artículos controvertidos sobre agresiones sexuales, estaban diseñadas para impactar y provocar. Esta temprana adopción de comportamientos transgresores y tácticas de guerra cultural, influenciada por figuras como Dinesh D’Souza, se convirtió en un sello distintivo del enfoque de Thiel, que veía el conflicto no solo como un medio para un fin, sino como una forma de definirse frente al establishment.
3. PayPal: una visión libertaria se encuentra con el growth hacking
Los gobiernos “usan la inflación y a veces la devaluación masiva de la moneda... para quitar riqueza a sus ciudadanos.” PayPal haría eso imposible.
Buscando una nueva frontera. Tras intentos fallidos en derecho y finanzas, Thiel se volcó a la incipiente industria tecnológica, viéndola como una nueva frontera para la riqueza y la influencia. Invirtió en la idea de Max Levchin para una moneda digital en PalmPilots, que evolucionó en PayPal, impulsado por la visión de Thiel de crear una nueva “moneda mundial” que pudiera erosionar el poder de los estados-nación y liberar a los individuos del control gubernamental.
Tácticas agresivas de crecimiento. PayPal logró un crecimiento de usuarios sin precedentes mediante estrategias agresivas de “growth hacking”, incluyendo pagar a los usuarios por registrarse y referir amigos (10 dólares por nuevo usuario, 10 dólares por referencia). Esta rápida expansión, medida por el “Índice de Dominación Mundial”, priorizó la cuota de mercado sobre la rentabilidad y el cumplimiento regulatorio, operando en “áreas grises” de la legislación bancaria.
Sobreviviendo al crash. A pesar de enormes pérdidas por fraude y costos de marketing, PayPal sobrevivió al estallido de las puntocom enfocándose en el lucrativo mercado de eBay e implementando medidas antifraude como el captcha. El liderazgo de Thiel durante este período, incluyendo la navegación de una fusión conflictiva con X.com de Elon Musk y un golpe para recuperar el control, demostró un pragmatismo despiadado centrado en la supervivencia y la eventual salida.
4. La Mafia de PayPal: una red construida sobre la lealtad
“Peter fue brillante al contratar personas que lo reconocían como líder y no peleaban con él.”
Un núcleo leal. Thiel se rodeó de un grupo cerrado de leales, muchos reclutados de sus días en el Stanford Review o empleados tempranos de PayPal. Esta “Mafia de PayPal” incluía futuros fundadores e inversores como Elon Musk, Max Levchin, Reid Hoffman, David Sacks y Keith Rabois, formando una red informal de relaciones entrelazadas y experiencias compartidas.
Priorizando la homogeneidad. A pesar de la autoproclamada meritocracia de Silicon Valley, Thiel prefería contratar personas que encajaran en un molde específico: a menudo jóvenes, hombres, blancos y políticamente conservadores o libertarios. Esta homogeneidad fomentaba la lealtad y reducía los conflictos internos, asegurando que la visión de Thiel permaneciera central en la cultura y estrategia de la empresa.
Apoyo mutuo e influencia. Los miembros de la Mafia proporcionaban capital, consejos y conexiones para los emprendimientos de cada uno, moldeando colectivamente el panorama de Silicon Valley. Thiel, como patriarca de la red, aprovechaba estas relaciones para extender su influencia, respaldando compañías como Facebook, SpaceX, LinkedIn y Yelp, y asegurando que su visión del mundo permease la industria.
5. Palantir: de la detección de fraude a la vigilancia estatal
“Si Jack Bauer tuviera Palantir,” proclamaban las camisetas, “habrían tenido que llamar a la serie 1.”
Capitalizando la crisis. Tras el 11-S, Thiel vio la oportunidad de adaptar la tecnología antifraude de PayPal para uso gubernamental, fundando Palantir. Su visión era explotar vastas bases de datos gubernamentales para encontrar terroristas, alineándose con el impulso de vigilancia post-11-S de la administración Bush y la Ley Patriota.
Vendiendo el poder estatal. A pesar de desafíos técnicos iniciales y preocupaciones sobre la privacidad, Palantir aseguró financiamiento de In-Q-Tel de la CIA y cultivó aliados dentro del ejército y el gobierno, incluyendo figuras como John Poindexter y Michael Flynn. El software de la compañía, Gotham, se promocionaba como una herramienta para “proteger la Comarca”, prometiendo dar sentido a datos complejos de inteligencia y prevenir futuros ataques.
Tácticas y clientes controvertidos. La búsqueda de contratos gubernamentales de Palantir implicó tácticas agresivas de venta, incluyendo proveer software gratuito a unidades militares y cultivar figuras polémicas. La empresa enfrentó escrutinio por su trabajo con ICE, facilitando deportaciones y separaciones familiares, y por su presunta implicación en el escándalo de Cambridge Analytica, evidenciando la tensión entre su retórica de privacidad y su rol en la vigilancia estatal.
6. El intelectual público: marcando la rebeldía y la disrupción
“La educación puede ser lo único en lo que la gente todavía cree en Estados Unidos,” dijo. “Cuestionar la educación es realmente peligroso. Es el tabú absoluto. Es como decirle al mundo que no existe Santa Claus.”
Forjando una nueva imagen. Tras las dificultades de su fondo de cobertura y la revelación en Gawker, Thiel emprendió un esfuerzo deliberado para reinventarse como un intelectual público audaz y arriesgado. Cultivó periodistas, publicó ensayos y dio discursos promoviendo sus opiniones contrarias sobre tecnología, progreso y sociedad.
Atacando la educación superior. Un tema central de esta reinvención fue su crítica a las universidades élite, que argumentaba eran caras, intelectualmente estancadas y bastiones de la corrección política. Esto culminó en la Beca Thiel, que ofrecía a jóvenes 100,000 dólares para abandonar la universidad y crear empresas, un proyecto diseñado tanto para marketing y provocación como para filantropía genuina.
Difundiendo el evangelio. A través de su clase CS 183 en Stanford, el libro Zero to One y una red de leales que amplificaban sus ideas en línea, Thiel cultivó un seguimiento de jóvenes ambiciosos atraídos por su mensaje anti-establishment. Se posicionó como un gurú para una nueva generación de emprendedores, prometiendo un camino hacia la riqueza y la influencia fuera de los sistemas tradicionales.
7. La guerra contra Gawker: una campaña secreta de venganza
“Es lo más filantrópico que he hecho,” comenzó a decir a sus amigos.
Alimentando un rencor. Thiel albergaba un resentimiento profundo hacia Gawker Media, especialmente su blog Valleywag, que se había burlado de él, criticado sus emprendimientos y revelado su homosexualidad. Veía el sitio como la encarnación de los peores aspectos de las élites mediáticas liberales y buscaba su destrucción.
Financiando una guerra secreta. A través de intermediarios y empresas pantalla, Thiel financió en secreto demandas contra Gawker, especialmente la demanda por invasión de privacidad presentada por el luchador Hulk Hogan. Esta campaña de una década buscaba quebrar financieramente a la compañía mediática mediante una presión legal abrumadora, demostrando la disposición de Thiel a usar su riqueza para silenciar a sus críticos.
Justificando la destrucción. Tras ser expuesto como el patrocinador, Thiel presentó públicamente sus acciones no como venganza sino como un acto filantrópico para limpiar el panorama mediático de un “mal actor.” Argumentó que las prácticas de Gawker, como revelar la identidad de personas y publicar información privada, estaban fuera de los límites del periodismo legítimo, posicionándose como defensor de la privacidad y una fuerza necesaria contra un medio “totalitario.”
8. El proyecto político: construyendo una base de extrema derecha
“Ya no creo que la libertad y la democracia sean compatibles,” escribió Thiel, argumentando que Estados Unidos había estado en una trayectoria descendente durante la mayor parte del siglo anterior.
Más allá del libertarismo. Las opiniones políticas de Thiel evolucionaron más allá del libertarismo tradicional, abrazando elementos del pensamiento neorreaccionario, incluyendo escepticismo hacia la democracia, el multiculturalismo y la globalización. Cultivó relaciones con figuras de extrema derecha y financió grupos que abogaban por fronteras cerradas y reducción de la inmigración.
Invirtiendo en Ron Paul. Thiel se convirtió en un donante importante para la campaña presidencial de Ron Paul en 2012, no necesariamente creyendo que Paul ganaría, sino viendo la oportunidad de construir una “base libertaria para el próximo ciclo.” Financió Super PACs y utilizó tácticas de marketing poco convencionales, buscando captar el apoyo anti-establishment de Paul.
Cultivando el trumpismo. Reconociendo la ira populista alimentada por la globalización y los cambios culturales, Thiel vio potencial en Donald Trump. Apoyó discretamente la campaña de Trump, viéndolo como una fuerza disruptiva dispuesta a desafiar a la “élite globalista” y la corrección política. Su eventual respaldo público y contribuciones financieras brindaron legitimidad crucial a Trump dentro de la comunidad empresarial.
9. La era Trump: influencia, lucro y contradicción
“Él es el apoyo para el lado tecnológico,” dijo un miembro del Thielverse, resumiendo el ambiente general.
Acceso y nombramientos. Con la inesperada victoria de Trump, Thiel obtuvo acceso e influencia sin precedentes en Washington. Formó parte del equipo de transición, recomendando nombramientos destinados a desmantelar el “estado administrativo.” Aunque muchas de sus propuestas más radicales fueron rechazadas, logró colocar leales en puestos clave, especialmente en defensa y tecnología.
Lucro con la presidencia. Las empresas de Thiel, particularmente Palantir y Anduril, se beneficiaron significativamente de las prioridades de la administración Trump, asegurando contratos gubernamentales lucrativos relacionados con seguridad nacional, control fronterizo y aplicación migratoria. Este período vio un aumento dramático en la riqueza de Thiel, impulsado por el éxito de sus compañías y su posicionamiento estratégico en el nuevo panorama político.
Navegando contradicciones. El apoyo de Thiel a Trump y la participación de sus empresas en políticas controvertidas, como la separación familiar en la frontera, generaron tensiones con su imagen pública y relaciones en Silicon Valley. Mientras algunos amigos se distanciaron, Thiel mantuvo en gran medida su red, demostrando su capacidad para compartmentalizar relaciones y priorizar sus objetivos estratégicos sobre la coherencia ideológica o la percepción pública.
10. La cobertura definitiva: poder, control y escape
“Prefiero ser visto como malvado que incompetente.”
Buscando planes de respaldo. La vida y carrera de Thiel están marcadas por una búsqueda constante de coberturas y planes alternativos. Desde cubrirse contra las acciones de eBay tras vender PayPal hasta adquirir la ciudadanía neozelandesa como posible escape ante amenazas percibidas en EE.UU., ha buscado proteger su riqueza e influencia de la inestabilidad política y económica.
Control sobre las empresas. Thiel mantiene un control significativo sobre sus principales emprendimientos, incluso cuando no es CEO. A través de participaciones accionarias cuidadosamente estructuradas, nombramientos en juntas y redes de leales, asegura que su visión e intereses sean prioritarios, reflejando su preferencia por el poder centralizado sobre modelos democráticos o descentralizados.
Un legado de disrupción. La influencia de Thiel va más allá de su participación directa en empresas y política. Ha inspirado a una generación de emprendedores y figuras políticas que abrazan su contrarianismo, disrupción y disposición a desafiar normas. Su legado está entrelazado con el auge de la gran tecnología, la erosión de la privacidad y la creciente polarización de la sociedad estadounidense, dejando una huella compleja y a menudo contradictoria en el mundo que buscó cambiar.
Última actualización:
Reseñas
El Contrario ha recibido críticas encontradas, pues mientras algunos elogian su profundidad investigativa y sus revelaciones sobre las dinámicas de poder en Silicon Valley, otros lo acusan de parcial y carente de matices. Los lectores valoran la exploración del impacto y las opiniones controvertidas de Thiel, aunque cuestionan la objetividad de Chafkin. Para algunos, el libro está bien documentado y resulta esclarecedor; para otros, es un ataque unilateral. La representación de Thiel como una figura compleja y a menudo contradictoria genera debate entre los lectores, cuyas opiniones se dividen respecto a la precisión y equidad del relato.
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