Puntos clave
1. La vida se parece más al póker que al ajedrez: acepta la incertidumbre
A diferencia del ajedrez, no podemos simplemente trabajar hacia atrás desde la calidad del resultado para determinar la calidad de nuestras creencias o decisiones.
La incertidumbre es inevitable. En la vida, al igual que en el póker, tomamos decisiones con información incompleta y resultados impredecibles. A diferencia del ajedrez, donde todas las piezas son visibles y los movimientos son deterministas, los escenarios del mundo real implican información oculta y eventos fortuitos.
Adopta el pensamiento probabilístico. En lugar de buscar certeza, enfócate en tomar las mejores decisiones posibles con la información disponible. Reconoce que incluso las buenas decisiones pueden llevar a resultados desfavorables debido a factores fuera de nuestro control.
Adáptate a las circunstancias cambiantes. Prepárate para ajustar tu estrategia a medida que nueva información esté disponible. La flexibilidad y la adaptabilidad son cruciales para navegar las incertidumbres de la vida y la toma de decisiones.
2. Nuestras creencias moldean nuestras decisiones, pero a menudo son defectuosas
Formamos creencias de manera desordenada, creyendo todo tipo de cosas basadas solo en lo que escuchamos en el mundo, pero que no hemos investigado por nosotros mismos.
Las creencias a menudo no se cuestionan. La mayoría de nuestras creencias se forman pasivamente, basadas en la información que encontramos sin examinar críticamente su validez. Esto puede llevar a conceptos erróneos y decisiones sesgadas.
Reconoce los sesgos cognitivos. Nuestros cerebros están diseñados para tomar atajos, lo que puede resultar en razonamientos defectuosos:
- Sesgo de confirmación: Buscar información que confirme creencias existentes
- Sesgo de disponibilidad: Sobreestimar la probabilidad de eventos que podemos recordar fácilmente
- Sesgo de anclaje: Depender demasiado de la primera información encontrada
Desafía activamente tus creencias. Cuestiona regularmente tus suposiciones y busca perspectivas diversas. Esté abierto a cambiar de opinión cuando se presente nueva evidencia o argumentos convincentes.
3. Resulting: el peligroso hábito de juzgar decisiones por sus resultados
Los resultados no nos dicen qué es nuestra culpa y qué no lo es, de qué deberíamos atribuirnos el mérito y de qué no.
Evita el sesgo de resultado. Resiste la tentación de juzgar la calidad de una decisión únicamente por su resultado. Las buenas decisiones pueden llevar a malos resultados debido al azar, y las malas decisiones a veces pueden dar resultados positivos.
Enfócate en el proceso de toma de decisiones. Evalúa las decisiones basándote en la información disponible en ese momento y el razonamiento detrás de la elección. Considera:
- ¿La decisión estaba bien informada?
- ¿Se consideraron opciones alternativas?
- ¿Se evaluó adecuadamente el riesgo?
Aprende de los éxitos y fracasos. Analiza los factores que contribuyeron a los resultados, distinguiendo entre elementos bajo tu control y aquellos que fueron impredecibles o externos.
4. Redefine "equivocado" para mejorar la toma de decisiones
Redefinir lo equivocado nos permite dejar ir toda la angustia que proviene de obtener un mal resultado.
Acepta la incertidumbre en los resultados. Reconoce que pocas decisiones tienen resultados garantizados. En lugar de etiquetar decisiones como "correctas" o "incorrectas", considérelas en términos de probabilidad y resultados potenciales.
Cambia el enfoque a la calidad de la decisión. Evalúa las elecciones basándote en el proceso de pensamiento y la información disponible, en lugar de solo en los resultados. Pregúntate:
- ¿Consideré todos los factores relevantes?
- ¿Mi razonamiento fue sólido?
- ¿Tuve en cuenta los riesgos y las incertidumbres potenciales?
Cultiva una mentalidad de crecimiento. Ve los "errores" como oportunidades de aprendizaje en lugar de fracasos. Este enfoque promueve la mejora continua y reduce la parálisis de decisión causada por el miedo a equivocarse.
5. Trata las decisiones como apuestas para tomar mejores elecciones
Pensar en apuestas comienza con reconocer que hay exactamente dos cosas que determinan cómo resulta nuestra vida: la calidad de nuestras decisiones y la suerte.
Enmarca las decisiones como apuestas. Aborda las elecciones como si estuvieras apostando por resultados potenciales. Esta mentalidad fomenta una consideración más cuidadosa de los riesgos y las probabilidades.
Considera las apuestas. Evalúa las posibles consecuencias de cada decisión:
- ¿Cuál es el mejor resultado posible?
- ¿Cuál es el peor escenario?
- ¿Qué tan probables son los diversos resultados?
Mejora tus probabilidades. Enfócate en factores bajo tu control para aumentar la probabilidad de resultados favorables:
- Reúne más información
- Busca el consejo de expertos
- Considera perspectivas alternativas
6. Combate el sesgo aprendiendo de la experiencia objetivamente
La experiencia puede ser un maestro efectivo. Pero, claramente, solo algunos estudiantes escuchan a sus maestros.
Busca activamente retroalimentación. Revisa regularmente los resultados de tus decisiones para identificar patrones y áreas de mejora. Esté abierto a comentarios tanto positivos como negativos.
Evita el sesgo de autoservicio. Resiste la tentación de atribuir los éxitos únicamente a la habilidad y los fracasos enteramente a la suerte. Esfuérzate por una evaluación objetiva de tus decisiones y sus resultados.
Crea un diario de decisiones. Documenta decisiones importantes, incluyendo:
- El contexto y la información disponible
- Tu razonamiento y expectativas
- El resultado real y cualquier factor inesperado
Revisa periódicamente este diario para identificar tendencias y mejorar tu proceso de toma de decisiones.
7. Forma un grupo de toma de decisiones para mejores resultados
Así como podemos reclutar a otras personas para ser nuestros compañeros de decisión, podemos reclutar otras versiones de nosotros mismos para actuar como nuestros propios compañeros de decisión.
Reúne un grupo diverso. Crea un "grupo de decisiones" de personas de confianza con perspectivas y experiencias variadas. Esta diversidad ayuda a combatir los sesgos individuales y los puntos ciegos.
Establece reglas básicas. Establece pautas claras para las interacciones del grupo:
- Fomenta el desacuerdo respetuoso
- Enfócate en la calidad del razonamiento, no solo en los resultados
- Mantén la confidencialidad cuando sea apropiado
Aprovecha la sabiduría colectiva. Usa tu grupo de decisiones para:
- Generar opciones alternativas
- Identificar riesgos y oportunidades potenciales
- Desafiar suposiciones y sesgos
8. Comunica efectivamente dentro y fuera de tu grupo
Expresar nuestras creencias de esta manera también sirve a nuestros oyentes. Sabemos que nuestra tendencia es creer lo que escuchamos, sin verificar la información con demasiado cuidado.
Practica la transparencia. Sé abierto sobre tu nivel de certeza y el razonamiento detrás de tus creencias. Usa frases como "Estoy X% seguro de que..." para transmitir incertidumbre.
Fomenta el disenso constructivo. Crea un ambiente donde el desacuerdo se vea como una valiosa aportación en lugar de una crítica. Haz preguntas como:
- "¿Qué perspectivas podríamos estar perdiendo?"
- "¿Alguien puede jugar al abogado del diablo?"
Adapta la comunicación a tu audiencia. Al compartir ideas fuera de tu grupo de decisiones:
- Comienza con áreas de acuerdo
- Usa "y" en lugar de "pero" para construir sobre ideas
- Enmarca las sugerencias en términos de mejoras futuras en lugar de errores pasados
9. Usa el viaje mental en el tiempo para tomar decisiones más inteligentes
La retrospección y los premortems se complementan entre sí. La retrospección imagina un futuro positivo; un premortem imagina un futuro negativo.
Imagina escenarios futuros. Usa técnicas de viaje mental en el tiempo para anticipar resultados potenciales y prepararte para diversas posibilidades:
- Retrospección: Imagina un futuro exitoso y trabaja hacia atrás para identificar los pasos necesarios
- Premortems: Imagina posibles fracasos y planifica medidas preventivas
Considera las consecuencias a largo plazo. Usa la regla "10-10-10" para evaluar decisiones:
- ¿Cómo te sentirás acerca de esta decisión en 10 minutos?
- ¿En 10 meses?
- ¿En 10 años?
Recluta a tu yo futuro. Imagina cómo tu yo futuro aconsejaría a tu yo presente. Esta perspectiva puede ayudar a alinear acciones a corto plazo con metas a largo plazo.
10. Implementa la retrospección y los premortems en la toma de decisiones
Al mantener una representación precisa de lo que podría haber sucedido (y no una versión editada por la retrospectiva), memorializando los planes de escenario y los árboles de decisión que creamos a través de un buen proceso de planificación, podemos ser mejores calibradores en el futuro.
Retrospección para el éxito. Comienza con un resultado futuro deseado y trabaja hacia atrás:
- Define claramente el objetivo
- Identifica hitos clave y acciones necesarias
- Considera obstáculos potenciales y cómo superarlos
Realiza premortems. Imagina un futuro donde tu decisión ha fallado:
- Imagina los peores escenarios
- Identifica posibles causas de fracaso
- Desarrolla medidas preventivas y planes de contingencia
Documenta tu proceso. Mantén un registro de tu planificación de escenarios y árboles de decisión. Esto ayuda a:
- Evitar el sesgo de retrospectiva al revisar decisiones pasadas
- Mejorar la toma de decisiones futura aprendiendo de experiencias previas
- Mantener la perspectiva sobre el rango de posibles resultados, no solo lo que realmente sucedió
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Reseñas
Pensar en Apuestas recibe opiniones mixtas. Muchos elogian sus ideas sobre la toma de decisiones, destacando el papel de la incertidumbre y la suerte. Los lectores aprecian la perspectiva basada en el póker de Duke y sus consejos prácticos para superar los sesgos cognitivos. Algunos encuentran el libro repetitivo o falto de profundidad, mientras que otros lo consideran un marco valioso para mejorar la toma de decisiones. Los críticos argumentan que el contenido no es completamente original y podría haber sido más conciso. En general, los reseñadores lo recomiendan para aquellos interesados en mejorar sus habilidades de toma de decisiones, especialmente si no están familiarizados con los conceptos de la economía del comportamiento.