Puntos clave
1. Nuestra identidad divina como hijas de Dios está bajo ataque
Sin embargo, temo que vuestra identidad divina y la autoridad que tiene en vuestra vida están siendo atacadas.
Un origen divino. No eres un accidente; eres la idea de Dios, creada única y especialmente a Su imagen, como hombre y mujer. Aunque la mujer fue creada al final, no es la menos importante, sino la respuesta íntima a la soledad del hombre, diseñada para una conexión profunda y un propósito claro. Esta identidad divina está siendo ferozmente atacada, con la intención de despojar a las mujeres de su designación y autoridad otorgadas por Dios.
Más allá de roles y posesiones. Nuestra verdadera identidad no se encuentra en nuestros roles (esposa, madre, ministra) ni en nuestras posesiones, que pueden cambiar o perderse. En cambio, nuestra identidad es “hija” — un título que habla de ser deseada, bienvenida, protegida por un padre y una madre, y abrazada en la familia de Dios. Esta conexión profunda nos brinda plenitud y un sentido de pertenencia que el mundo no puede ofrecer.
Un ser trino. Tu identidad divina abarca cuerpo, alma y espíritu, entrelazados como un todo sagrado. Mientras el mundo suele definirnos por logros externos o apariencias, Dios nos ve como maravillosamente hechas, amadas y deseadas incluso antes de nuestro primer aliento. Esta comprensión es crucial en tiempos donde la identidad femenina es constantemente cuestionada y distorsionada.
2. La guerra espiritual apunta a la identidad y propósito femenino
Entonces el dragón se enfureció contra la mujer.
Un enemigo antiguo. Un dragón feroz y furioso, conocido como Lucifer, Satanás y padre de mentiras, está empeñado en destruir a las hijas y aniquilar a los niños. Este enemigo está detrás de cada acto brutal contra las mujeres, desde agresiones sexuales hasta trata de personas, buscando despojar a las mujeres de su autoridad dada por Dios y distorsionar su belleza y propósito femeninos.
Apuntando a la novia. El enfoque del enemigo se ha desplazado hacia las mujeres porque Jesús regresará por Su novia, la iglesia. Satanás busca redefinir y deconstruir el concepto de una novia pura, socavando el matrimonio y todo lo relacionado con lo femenino. Esta batalla espiritual se manifiesta como ira hacia y en las mujeres, generando odio, distorsión, perversión y un intento sistemático de borrar a la mujer.
No es contra carne y sangre. Esta lucha por lo femenino no es solo una batalla por los derechos de las mujeres, sino una guerra espiritual para reclamar nuestro derecho divino de nacimiento. No peleamos contra carne y sangre, sino contra gobernantes invisibles, autoridades y fuerzas espirituales de maldad. Entender esta dimensión espiritual es vital, pues la ira humana y las estrategias por sí solas no ganarán este conflicto cósmico.
3. Reclama tu cuerpo como un espacio sagrado, divinamente creado
Te alabo porque soy una creación admirable; tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien.
Una casa dividida. Muchas mujeres viven como casas divididas, criticando y maldiciendo sus cuerpos en lugar de celebrarlos como sagrados. Esta división interna suele originarse en presiones externas, como la experiencia de la autora con los comentarios de su padre sobre su peso, lo que genera una relación de amor y odio con su forma física.
Más allá de la comparación. Las redes sociales y las imágenes filtradas recuerdan constantemente a las mujeres sus supuestas carencias, fomentando una cultura de comparación que conduce a autolesiones, trastornos alimenticios y depresión. Sin embargo, nuestros cuerpos femeninos están divinamente diseñados para glorificar a Dios, no para ajustarse a expectativas irreales ni ser sexualizados y avergonzados por narrativas culturales.
El diseño intencional de Dios. La mujer no es un pensamiento posterior; fue la culminación de la creación, tejida única y santamente. La participación íntima de Dios en nuestra creación significa que nuestros cuerpos son Su obra, dignos de admiración. Estamos llamadas a presentar nuestros cuerpos como sacrificios vivos, santos y agradables a Dios, renovando nuestra mente para abrazar Su perspectiva sobre nuestra forma sagrada.
4. Entra en la guerra espiritual con la autoridad y el amor de Dios
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Autoridad en Su nombre. El reino demoníaco es real, y las batallas que enfrentamos en el mundo natural se ganan en lo espiritual. Los creyentes tienen una autoridad indiscutible en el nombre de Jesús, un don dado gratuitamente para ayudar a otros. Esto requiere un conocimiento íntimo, no solo intelectual, de Cristo y la disposición para operar en los dones del Espíritu como el discernimiento, la sabiduría y la sanidad.
Corazón y motivo. La guerra espiritual comienza con la sumisión a Dios y siempre debe estar motivada por el amor, no solo por la oposición. La ira humana no produce la justicia de Dios; consume energía sin acercar a las personas a Él. Es crucial examinar nuestros motivos, discernir contra qué luchamos realmente (fuerzas espirituales, no personas) y evitar ser descuidadas con lo sagrado.
Estrategias prácticas. Para luchar eficazmente, debemos:
- Conocer la Palabra: Orar la Palabra viva y activa de Dios, que es nuestra espada invencible.
- Ayunar y Orar: Algunos fortalezas espirituales requieren oración combinada con ayuno.
- Renunciar a pactos: Romper cualquier acuerdo inconsciente con lo oculto o pecados pasados que abran puertas al mal.
- Proteger tu hogar: Crear un santuario con música de adoración, resolver conflictos antes de dormir y vigilar el contenido mediático.
- Esperar persecución: Ser sabias como serpientes e inocentes como palomas, sabiendo que vendrán pruebas, pero Dios está con nosotras.
5. Restaura la familia y las generaciones ante la deconstrucción cultural
DIOS, no tú, hizo el matrimonio. Su Espíritu habita incluso en los detalles más pequeños del matrimonio. ¿Y qué quiere Él del matrimonio? Hijos de Dios, eso es.
Un fundamento deconstruido. Una agenda feminista radical, iniciada por un pequeño grupo de mujeres en 1969, buscó destruir la familia americana desmantelando al “patriarca americano” y la monogamia, promoviendo la promiscuidad e infiltrándose en todas las instituciones. Esto ha llevado a la disminución de matrimonios, aumento de la promiscuidad y a que los hijos sean vistos más como cargas que como bendiciones.
La visión multigeneracional de Dios. Dios es el Dios de las generaciones, y Su Espíritu es derramado sobre hijos e hijas, jóvenes y ancianos, para profetizar y tener visiones. Los hijos son herencia, como flechas en mano de un guerrero, destinadas a ser bien dirigidas hacia el futuro. El enemigo sabe que devaluar a los niños y destruir la familia desmantela la cultura y corrompe la sociedad.
El amor como respuesta. A pesar de la confusión generalizada y las amenazas de despoblación, Dios está activando una generación. Ama a la comunidad LGBTQ+ y a todos los perdidos, llamándonos a ir a los “caminos y setos” para atraerlos a Su banquete. Los argumentos fallarán, pero el amor nunca. Debemos amar como Dios nos amó en nuestro pecado, sin aprobar el pecado, pero ofreciendo la salida de él.
6. Lucha por la verdad y un lenguaje común en un mundo confundido
Una mentira no se convierte en verdad, lo incorrecto no se vuelve correcto, y el mal no se vuelve bueno solo porque la mayoría lo acepte.
Erosión del sentido común. La sociedad está en decadencia cuando el sentido común se vuelve raro. Conceptos como “niño o niña” son binarios fundamentales que los niños usan para entender el mundo, pero las feministas radicales buscan desmantelar el “binario de género.” Esto socava creencias comunes, generando confusión y pérdida de rumbo, pues se persuade a la gente a dudar de lo que ven con sus propios ojos.
El lenguaje como arma. El lenguaje, destinado a la comunicación clara y entendimiento compartido, ha sido convertido en arma para dividir, desorientar y silenciar. Las palabras cambian constantemente de significado, creando un “doble discurso” donde “la confusión es claridad, lo incorrecto es correcto, las mentiras son mi verdad.” Esta distorsión deliberada corrompe el pensamiento y dificulta relacionarse o resolver problemas.
Elige la verdad, no bandos. En un mundo que llama bueno al mal y mal al bien, debemos elegir servir al Señor, no a bandos. Jesús se negó a enredarse en discusiones infructuosas, declarando su alianza con la verdad y enfocándose en rescatar corazones. Estamos llamadas a hablar con precisión sin odio, a ser rápidas para escuchar, lentas para hablar y lentas para la ira, asegurando que nuestras palabras reflejen la gracia y verdad de Dios.
7. Desata tu voz para defender lo que es justo y bueno
La idea que algunos tienen de la libertad de expresión es que pueden decir lo que quieran, pero si alguien responde, eso es una ofensa.
Silenciamiento y sexualización. Las mujeres enfrentan una espada de doble filo: sexualización sistemática y silenciamiento simultáneo. Cuando alzan la voz contra injusticias, como hombres biológicos desplazando a mujeres en deportes, a menudo son acusadas y se intenta avergonzarlas para que guarden silencio. Esto refleja patrones históricos donde los disidentes eran etiquetados de “odiosos” para justificar su persecución.
El silencio de los espectadores. Como los ciudadanos romanos que veían espectáculos de crueldad en el Coliseo, corremos el riesgo de convertirnos en espectadores pasivos ante la injusticia. Elie Wiesel advirtió que “lo que más duele a la víctima no es la crueldad del opresor, sino el silencio del espectador.” Es hora de romper la prisión del silencio y negarnos a ser intimidadas por quienes buscan reducir nuestras vidas y limitar nuestras voces.
Habla la verdad con amor. Recuperar nuestra voz significa usarla constructivamente, no solo para repetir o protestar. Esto implica:
- Decir “No”: Rechazar demandas irracionales y comportamientos abusivos.
- Amar el desacuerdo: Mantener relaciones aun en desacuerdo, enfocándose en el respeto mutuo.
- Salir del caos: Desconectarse de discusiones combativas en línea y priorizar conversaciones en el mundo real.
- Defender: Abogar por otros, especialmente niños, contra acosadores e ideologías dañinas.
- Orar fervientemente: Levantar manos santas en oración por todos, libres de ira y controversia, sabiendo que la Palabra de Dios es poderosa.
8. Huye de la idolatría moderna para abrazar la verdadera libertad en Cristo
Hijitos, guardaos de los ídolos.
La “caja en mano” y otros ídolos. La profecía del misionero sobre una “caja en mano” que controla vidas se ha cumplido con los smartphones, que interrumpen, distraen y fomentan la comparación constante. Más allá de esto, los ídolos modernos son “objetos de devoción extrema” que prometen felicidad pero nos dejan sintiéndonos insuficientes. Entre ellos están:
- El yo: Obsesión con nuestra imagen, logros y deseos, que conduce a apetitos insaciables.
- La religión: Un sistema de reglas imposibles y juicio, centrado en el esfuerzo propio en lugar de la redención en Cristo.
- El ministerio: Priorizar el servicio sobre la relación personal con Dios y la familia.
Libertad de la esclavitud. La idolatría está entrelazada con las obras de la carne, que llevan a inmoralidad sexual, impureza, contiendas y divisiones. Estamos llamadas a huir de la idolatría, reconociendo que cualquier cosa que tome dominio sobre nosotras, incluso cosas buenas como carreras o relaciones, puede convertirse en ídolo si ocupa el lugar que corresponde a Dios.
La verdadera libertad. Dios nos llama a una vida libre, pero esta libertad no es excusa para la autoindulgencia o la rebeldía. La verdadera libertad es la capacidad de elegir lo correcto, verdadero y justo, negarnos a nosotras mismas, tomar nuestra cruz y seguir a Jesús. Significa vivir más allá de nosotras mismas, cuidar a otros, perdonar, asumir responsabilidades y ser transformadas por Cristo, en lugar de conformarnos a la cultura.
9. Conviértete en una heroína femenina floreciendo en el diseño de Dios
¡Los piadosos en la tierra son mis verdaderos héroes! ¡Me deleito en ellos!
Héroes nacidos en la batalla. Los tiempos difíciles crean oportunidades para que surjan héroes. Estamos en una lucha de vida o muerte contra el Diablo, que sabe que su tiempo es corto y busca causar el máximo daño. Nuestra arma es la Palabra de Dios, activada por la fe y la obediencia, que nos capacita para mantenernos firmes y brillar como luces en un mundo torcido y perverso.
Ejemplos bíblicos de valentía femenina. La historia está marcada por heroínas que desafiaron normas culturales y arriesgaron sus vidas por otros:
- Las parteras Sifrá y Puá: Temían a Dios más que a Faraón, salvando a los bebés varones hebreos mediante desobediencia civil.
- Jocabed (madre de Moisés): Vio algo especial en su hijo, lo escondió y fabricó un arca, confiando en Dios para su rescate.
- Miriam: Conectó proféticamente a la hija de Faraón con Jocabed, asegurando la nutrición y protección de Moisés.
- La hija de Faraón: Usó su influencia y compasión para rescatar y adoptar a Moisés, desafiando el decreto de su padre.
Lucha floreciendo. No peleamos con fuego, sino floreciendo en el diseño de Dios. Esto significa aferrarnos a Jesús, nuestra Vid, y dar fruto mediante el amor, que es acción y compromiso. Nuestra fortaleza es para el servicio, no para el estatus, capacitándonos para tender la mano a quienes flaquean, nutrir a la próxima generación y crear conexiones divinas para provisión y protección.
Última actualización:
Reseñas
La lucha por la mujer ha recibido en su mayoría críticas positivas, elogiada por su mensaje empoderador y su perspectiva bíblica sobre la feminidad. Los lectores valoran las reflexiones de Bevere acerca de los desafíos culturales a la identidad femenina y su llamado a la acción para que las mujeres recuperen sus roles divinos. Algunos señalan que el libro resulta repetitivo o carece de profundidad, mientras que otros lo consideran transformador. Un pequeño grupo de reseñadores manifiesta inquietudes sobre la postura del libro respecto a temas LGBTQ+ y su interpretación de ciertos pasajes bíblicos. En conjunto, se percibe como una lectura oportuna y que invita a la reflexión para las mujeres cristianas.
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