Puntos clave
1. La humanidad es una fuerza geológica que altera profundamente los sistemas de la Tierra.
Pero de repente nos hemos convertido en una fuerza geológica, modificando la composición física, química y biológica del planeta como ninguna otra especie lo había hecho antes.
Especie joven, impacto enorme. Los seres humanos somos una especie muy joven en la historia de la Tierra, sin embargo, nuestra destreza tecnológica y economía global nos han otorgado una huella ecológica sin precedentes. Hoy estamos transformando los sistemas fundamentales del planeta, actuando como una fuerza geológica. Este impacto se amplifica por nuestra gran población y patrones de consumo.
Los órganos de Gaia alterados. La Tierra funciona como un sistema autorregulado (Gaia), con la vida concentrada en una delgada capa compuesta por la corteza, el aire y el agua. La humanidad está desequilibrando la relación entre estos órganos, principalmente al liberar carbono antiguo de la corteza (combustibles fósiles) hacia la atmósfera y los océanos. Este desequilibrio es el núcleo de la crisis climática.
La Tierra nos creó. Aunque a menudo nos vemos como separados o dominantes sobre la naturaleza, una perspectiva gaiana sugiere que evolucionamos para servir a los procesos de la Tierra. Nuestra inteligencia, producto de la evolución, podría convertirse en la autoconciencia de Gaia, regulando los sistemas planetarios para el bien de toda la vida. Reconocer esta conexión exige un cambio en nuestra forma de relacionarnos con el planeta.
2. La crisis climática se acelera, superando las peores predicciones.
Sorprendentemente, en todos los casos los cambios reales estuvieron en el límite superior, o incluso peor que el peor escenario presentado por el IPCC.
El calentamiento es innegable. La tendencia al calentamiento es real, se acelera y es causada abrumadoramente por la contaminación humana, como confirma el IPCC y estudios posteriores. Las investigaciones muestran un vínculo claro entre el calentamiento provocado por el hombre y cambios generalizados en los sistemas físicos y biológicos de la Tierra. Esto incluye alteraciones en el comportamiento de especies, el flujo de agua y los ciclos vegetales.
El Ártico se derrite rápidamente. El Ártico se calienta cuatro veces más rápido que el promedio global, provocando un derretimiento sin precedentes del hielo marino y la capa de hielo de Groenlandia. Este deshielo contribuye a la subida del nivel del mar y altera los patrones climáticos globales. Los modelos científicos actuales no han logrado predecir con precisión la velocidad de estos cambios, lo que indica que estamos "volando a ciegas".
Amenaza de acidificación oceánica. El aumento de CO2 atmosférico es absorbido por los océanos, formando ácido carbónico y causando acidificación. Esto amenaza la vida marina, especialmente a los organismos que construyen conchas o esqueletos, y ya está avanzado en el Pacífico Norte. La acidificación oceánica es una amenaza más urgente de lo que se pensaba y podría afectar a los ecosistemas marinos a nivel global.
3. Nos acercamos a un punto sin retorno para un cambio climático irreversible.
La humanidad se encuentra ahora entre un punto de inflexión y un punto sin retorno, y solo los esfuerzos más enérgicos de nuestra parte pueden devolverla a un terreno seguro.
Puntos de inflexión vs. punto sin retorno. Un punto de inflexión climático es la concentración de gases de efecto invernadero suficiente para causar un cambio catastrófico. El punto sin retorno es cuando esa concentración se mantiene el tiempo suficiente para que comiencen procesos irreversibles. Actualmente estamos suspendidos entre estos dos puntos.
Sensibilidad al calentamiento pasada. El análisis de núcleos de hielo muestra que el clima de la Tierra es aproximadamente el doble de sensible a la contaminación por CO2 a largo plazo de lo que se estimaba. Ya hay suficiente gas de efecto invernadero en la atmósfera para causar un calentamiento significativo (3.5 grados Fahrenheit), generando condiciones no vistas en millones de años. Este nivel de calentamiento seguramente provocaría impactos climáticos "peligrosos".
Factores de calentamiento retardado. El efecto completo del calentamiento por las emisiones actuales se retrasa por factores como la absorción de calor por los océanos y la tasa de deshielo. Sin embargo, las capas de hielo pueden colapsar de forma espectacular, acelerando la subida del nivel del mar más rápido de lo que predicen los modelos. Esto sugiere que el retraso por el deshielo puede ser menor de lo asumido, acercándonos al punto sin retorno.
4. La magnitud de la reducción de emisiones necesaria está muy subestimada.
Claramente, la tarea de combatir la crisis climática es mucho mayor de lo que la sabiduría convencional supone.
Proyecciones del IPCC erróneas. El análisis muestra que las proyecciones del IPCC subestiman en dos tercios la escala de las reducciones necesarias porque asumen reducciones "incorporadas" por mejoras tecnológicas en eficiencia. Los datos reales muestran que la intensidad energética y de carbono global ha aumentado. La tarea real es cuatro veces mayor que lo que indican las proyecciones del IPCC.
Se necesita transformación. Para enfrentar el desafío, la humanidad debe implementar tecnologías de energía limpia aproximadamente diez veces más rápido que lo proyectado en los escenarios más ambiciosos del IPCC. Esto requiere una transformación fundamental de los sistemas energéticos globales, especialmente considerando el rápido crecimiento en economías en desarrollo como China e India. El verdadero aumento de emisiones de CO2 podría estar apenas comenzando.
Déficit de voluntad y liderazgo. La principal barrera no es la falta de planificación, sino un déficit de voluntad y liderazgo. A pesar de la clara necesidad de urgencia, las negociaciones políticas avanzan lentamente. El mundo debe reconocer la crisis como un esfuerzo bélico o un desafío tipo carrera espacial para movilizar los recursos y la velocidad necesarios.
5. Abordar las emisiones del carbón requiere inversión masiva, urgente y cooperación global.
Hasta ahora, las inversiones de las compañías carboníferas en tecnologías limpias han sido insuficientes para financiar siquiera una planta demostrativa grande.
Dilema del carbón. El carbón es barato y abundante, por lo que es una fuente primaria de energía a nivel mundial, especialmente en economías en rápido desarrollo. Sin embargo, quemar carbón es una fuente mayor de emisiones de CO2. China e India están construyendo rápidamente nuevas plantas de carbón, que no serán fáciles de cerrar.
Desafíos del carbón limpio. La tecnología de Captura y Almacenamiento de Carbono (CAC) es necesaria para hacer viable el carbón en un mundo con límites de carbono, pero es costosa y aún poco probada a gran escala. Adaptar plantas existentes es aún más difícil que construir nuevas. La industria del carbón ha sido lenta en invertir significativamente en esta tecnología.
Financiamiento y cooperación. Financiar la inversión masiva necesaria para la CAC, especialmente en países en desarrollo, es un gran obstáculo. Mecanismos como los esquemas de "desarrollo limpio" podrían ayudar a transferir fondos, pero existen barreras políticas. Las naciones desarrolladas, que más se beneficiaron de los combustibles fósiles, tienen la responsabilidad de ayudar a asumir el costo de reducir la contaminación global.
6. Los sistemas naturales como bosques y suelos ofrecen soluciones poderosas para capturar carbono.
La mayor posibilidad de una reducción a gran escala del carbono atmosférico reside en cambios en la agricultura y la silvicultura globales.
Las plantas como sumideros de carbono. Las plantas son muy efectivas capturando carbono atmosférico mediante la fotosíntesis. Aunque la mayor parte del carbono vuelve a la atmósfera cuando las plantas mueren y se descomponen, almacenar permanentemente aunque sea una pequeña porción podría reducir significativamente el CO2 atmosférico. Esto ofrece una solución a gran escala y de baja tecnología.
Bosques tropicales vitales. Los bosques tropicales son sumideros prodigiosos de carbono debido a su crecimiento durante todo el año y juegan un papel crítico en la estabilidad climática. Su destrucción contribuye significativamente a las emisiones globales de gases de efecto invernadero (18% anual). Salvar y restaurar estos bosques es una oportunidad vital para estabilizar el clima y proteger la biodiversidad.
Soluciones basadas en el mercado. Los canales gubernamentales tradicionales a menudo fracasan en proteger eficazmente los bosques. Un enfoque basado en el mercado que vincule a individuos dispuestos a pagar por seguridad climática con agricultores tropicales dispuestos a preservar o reforestar tierras podría ser efectivo. Plataformas en internet podrían facilitar transacciones directas, proporcionando ingresos a comunidades locales y asegurando la inversión mediante seguimiento y verificación.
7. La agricultura sostenible y la gestión ganadera pueden mejorar el clima y la seguridad alimentaria.
Sostendré que es posible aumentar el rendimiento de tierras agrícolas y pastorales mientras se secuestra carbono al mismo tiempo.
Beneficios de la pirólisis. La pirólisis, que consiste en calentar biomasa en ausencia de oxígeno para crear carbón vegetal (biochar), ofrece una solución poderosa. El biochar secuestra carbono permanentemente en el suelo, mejora la salud y retención de humedad del suelo, reduce la necesidad de fertilizantes y puede generar energía. Aplicar biochar globalmente podría compensar una parte significativa de las emisiones fósiles y mejorar la seguridad alimentaria.
Manejo de pastizales. Los pastizales, a menudo tierras marginales, son vulnerables a la degradación y pérdida de carbono. Prácticas como el manejo holístico, que imita patrones naturales de pastoreo, pueden aumentar significativamente la captura de carbono en el suelo, prevenir la desertificación y aumentar dramáticamente la productividad ganadera. Este enfoque ofrece una forma sostenible de usar pastizales mientras se combate el cambio climático.
Emisiones ganaderas. El ganado, especialmente los rumiantes, produce gases de efecto invernadero potentes como metano y óxido nitroso (N2O). Aunque la producción convencional de carne es altamente contaminante, prácticas sostenibles como el manejo holístico y el uso de inhibidores de nitrificación en la producción láctea pueden reducir estas emisiones y secuestrar carbono. Una dieta "sustentabilitariana" se enfoca en cómo se produce la comida, no solo en qué se come, sugiriendo que la carne criada sosteniblemente puede ser parte de la solución.
8. Las crisis económicas y cambios políticos presentan oportunidades para la acción climática.
Su presidencia marca un cambio dramático en la política estadounidense, y en ningún lugar es más evidente la escala e importancia del cambio que en la Ley de Recuperación y Reinversión de 2009.
La crisis fomenta el cambio. La crisis económica global, aunque desafiante, puede ayudar inadvertidamente a enfrentar la crisis climática. Ha aumentado la aceptación pública y empresarial de la regulación y el gasto gubernamental como herramientas necesarias. Esto es positivo para las negociaciones climáticas internacionales.
Nuevos foros globales. La crisis económica ha elevado al G20 como foro para discutir asuntos globales, reemplazando al menos representativo G8. El G20 representa una porción mucho mayor del PIB y población mundial, ofreciendo mejor oportunidad para lograr un acuerdo global sobre emisiones. La colaboración internacional creciente es una señal alentadora.
Cambio en el liderazgo estadounidense. La administración Obama marcó un cambio significativo en la política de EE.UU., vinculando explícitamente la recuperación económica con iniciativas de energía limpia mediante inversión masiva. Aunque los paquetes de estímulo de otros países fueron menos enfocados, la escala de inversión estadounidense tiene importancia global y sienta un precedente para priorizar la energía limpia. La fijación de precios al carbono mediante esquemas de comercio también gana terreno.
9. La geoingeniería podría convertirse en un último recurso desesperado si fallan otros esfuerzos.
En lugar de esperar una erupción para enfriar la Tierra, Crutzen propone usar la flota mundial de jets para administrar una dosis medida de azufre a la estratosfera y causar un oscurecimiento global.
Último recurso potencial. Si los esfuerzos para reducir emisiones y secuestrar carbono fracasan y el calentamiento catastrófico se vuelve inminente, podrían considerarse medidas desesperadas. Una de ellas es la geoingeniería, específicamente inyectar azufre en la estratosfera para reflejar la luz solar y enfriar el planeta, imitando el efecto de grandes erupciones volcánicas. Esto podría ofrecer una solución rápida, aunque temporal.
Riesgos significativos. Esta estrategia conlleva riesgos sustanciales, incluyendo daño potencial a la capa de ozono y alteración visible del cielo (afectando amaneceres, atardeceres y colores). Significaría vivir en un mundo visiblemente más opaco. Las consecuencias a largo plazo y efectos secundarios no deseados no están completamente comprendidos.
Discusión necesaria ahora. A pesar de los riesgos, la posibilidad de necesitar tal medida requiere discusión abierta y evaluación desde ya. La investigación en geoingeniería está en marcha, pero debe estar en la agenda política y social. Frente a la elección entre la supervivencia y preservar la belleza natural, la humanidad podría optar por la intervención.
10. Superar la crisis requiere un cambio fundamental en los valores y propósito humanos.
¿Qué tipo de sociedad valoraría tanto la vida de quienes aún no han nacido que sacrificaría un poco de riqueza presente para ayudarlos?
Más allá de la economía y la ciencia. La sostenibilidad no es solo un problema científico o económico; es profundamente filosófico y moral. Requiere valorar a las generaciones futuras lo suficiente como para hacer sacrificios hoy. Esto contrasta con modelos sociales recientes que enfatizan el enriquecimiento individual y la "supervivencia del más apto".
Rechazo a ideologías dañinas. Ideologías como el darwinismo social, que ven el mundo como un lugar hostil que exige dominación, son perjudiciales para lograr la sostenibilidad. Un sentimiento de desesperanza o resignación ante la destrucción es igualmente peligroso, pues impide el esfuerzo necesario. Debemos rechazar estas filosofías en bancarrota.
Responsabilidad de los países desarrollados. Los ciudadanos de países desarrollados tienen una responsabilidad especial debido a su contribución desproporcionada a las emisiones históricas. Han sido los mayores beneficiarios de la revolución industrial que causó el desequilibrio de carbono. La carga de asegurar que nuestras actividades no destruyan el equilibrio del planeta recae fuertemente sobre ellos.
11. El desafío es inmenso, pero fracasar significaría una catástrofe sin precedentes.
Lograrlo a largo plazo será el mayor desafío que nuestra especie haya enfrentado jamás.
El desafío definitorio del siglo. Cada siglo tiene desafíos definitorios; el del siglo XXI es lograr la sostenibilidad para una especie que nunca la ha conocido. Esta tarea es más difícil que luchas pasadas contra injusticias sociales o la amenaza de guerra total. Requiere aprender y adaptarse muy rápido, esencialmente "en el trabajo".
Consecuencias del fracaso. No lograr la sostenibilidad pone en riesgo consecuencias catastróficas, incluyendo hambrunas generalizadas, fenómenos meteorológicos extremos, inundaciones por subida del nivel del mar en zonas costeras y desaparición de fuentes vitales de agua. El peor escenario es el colapso de la civilización global y una nueva edad oscura marcada por conflictos, posiblemente con armas nucleares.
Nuestra influencia persiste. Aunque algunas consecuencias catastróficas sean inevitables, su escala y velocidad aún están en nuestra capacidad de influir. El potencial para la mayor catástrofe depende enteramente de nosotros y nuestra habilidad para evitar peleas internas. Nuestras acciones ahora determinarán si Gaia logra un control inteligente o si el proceso ciego de la evolución continúa sin nosotros.
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Reseñas
Ahora o Nunca recibe opiniones encontradas, con una calificación promedio de 3.48 sobre 5. Los lectores valoran la explicación clara de Flannery sobre la ciencia climática y su llamado urgente a la acción. Algunos consideran que el tono es alarmista, aunque reconocen la validez de sus argumentos. El libro es elogiado por ofrecer una visión concisa y soluciones novedosas, aunque ciertos lectores opinan que las acciones propuestas resultan poco realistas. Los críticos señalan información desactualizada y expresan el deseo de encontrar perspectivas más personales. A pesar de su enfoque a veces sombrío, muchos recomiendan esta obra como una lectura importante y que invita a la reflexión sobre el cambio climático.
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